La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
sucediera a ninguna mujer en el mundo. Que ninguna mujer tuviera que sufrir ser
víctima. La reparación no es solo que le van a dar plata, es que la vida de un ser
humano no vale plata. Barrio Manrique, Medellín, Antioquia, 2001, P.37.
Así estimen que el dolor o una pérdida humana son irreparables, algunas mujeres exigen
que cualquier medida venga acompañada de garantías de no repetición que impidan que
vuelvan a ocurrir hechos similares. Estas medidas se encaminan a ponerle fin a los contextos
que las acompañan: el conflicto armado y la violencia.
Pues estos dolores no tienen cura, estos dolores no tienen reparación. Pero para
mí la reparación es que estos hechos no vuelvan a sucederle a nadie. Medellín,
Antioquia, 2002, P. 79.
La conciencia de la pérdida y de la irreversibilidad de su impacto tiene que ver también
con la naturaleza única e irrepetible de cada relación entre personas humanas. Cada ser
humano es irremplazable en la vida de otro ser humano.
No se repara, ahí no hay reparación. Ahí queda el dolor, queda el vacío. No me
asesinaron familiares lejanos, me asesinaron mi propio hijo, mi propia hija. Uno
sufre de muchas necesidades y que el gobierno le dé a uno cualquier cosa, pues
uno lo recibe. Uno no dice que no, pero no quiere acordarse de que eso uno lo
haya recibido porque le han asesinado su propio hijo, su propia hija. Lo importante
sería que estuvieran vivas, así estuviéramos comiendo yuca sola. La vida… no
tiene valor. Barrio Boston, Barrancabermeja, Santander, 1988, P. 754.
Cada integrante de la familia representaba para las mujeres algo irremplazable que nada
ni nadie restituirá. Cada una de las personas que perdieron aportaba algo único a su vida.
El diálogo sobre la reparación comienza en todos los casos por esta conciencia de la dimensión
de la pérdida.
¡Ah! muy difícil haciéndome un papá que haga todo lo que el mío hacía. Mi papá
nos apoyaba mucho. A ver dónde me encuentro yo uno de esos. Es decir un papá
que me diga esto, que me apoye en esto, que me haga esto. Vereda Gergona, Yolombo,
Antioquia, 2001, P.28.
Porque un hijo nunca lo reemplaza nadie. Barrio Manrique, Medellín, Antioquia,
2001, P.45.
Eso no me lo compone nadie, ¿sabe por qué? porque a esos que mataron ya no hay
quien los reviva. Yo no necesito plata. Yo lo que necesitaba era a mí hijo porque
era quien me ayudaba. Buey, Chocó, 2005, P.463.
Es un daño irreparable, porque realmente uno como madre ni hizo sus hijos para
una guerra, ni hizo sus hijos para venderlos. Mejor dicho para uno, mi hijo es el
ser más invaluable que hay. Ni todo el oro del mundo, ni toda la plata del mundo
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Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
me lo va hacer volver a la realidad. Yo exijo verdad y justicia y no repetición. Nunca
más de estos hechos. Barrio Compartir, Soacha, Cundinamarca, 2008, P.138.
En uno de los testimonios se narra cómo la pérdida de la madre o el padre a temprana edad
generó un impacto profundo en su vida y marcó su desarrollo personal. Esta pérdida de
las posibilidades de desarrollo personal y del afecto en la infancia es una de las razones
por las cuales ella considera que los daños sufridos son irreparables.
Creo que el daño que le hacen a uno cuando niño, cuando adolescente, le quiten
un ser querido, eso ya no tiene reparación. Por más plata que le den a uno, por
más que le den apoyo a uno, eso ya no tiene reparación. Porque igual el maltrato
que yo sufrí cuando niña, eso ya pasó, y eso bueno… me toca tratar de borrarlo
de mi mente. En cuando no se borre, saber que la vida no era esa y que tengo que
salir adelante y que tengo unos hijos y que tengo que pensar en ellos, y ya pues
olvidar eso. Guayacal, Chocó, P. 473.
Uno de los hechos que produce más desasosiego y por ende una imposibilidad de reparación
para la mayoría de las víctimas, es la desaparición forzada. Las mujeres manifiestan
que al no saber el paradero de sus seres queridos la relación con ellos queda en suspenso,
pues ellas se resisten a pensarles como muertos mientras no puedan confrontarse con la
realidad de un cuerpo que debe ser enterrado, acompañado por los rituales de la muerte.
Sus vidas pues se centran en tratar de ubicarlos y pierden la tranquilidad ante la incertidumbre
que provoca ese delito. Para las mujeres la prioridad es la búsqueda y el conocimiento
de la verdad acerca del destino de su ser querido.
Ese daño no hay nada que lo pueda reparar. Solamente que lo único para repararlo,
yo quisiera era que apareciera el cadáver de él. Alguna señal de que él sí está
muerto, de que sí es, para uno saber siquiera tener el cuerpo de él. Bajo Baudó,
Chocó, 2010, P. 493.
Pues realmente es que no se encuentra qué pedir ¿sí? Porque en esto de la desaparición
forzada... no puedo pedir como algunos dicen: ¡que me lo paguen! Porque
con ningún dinero del mundo se recupera la pérdida de un ser querido… pero mucho
más cuando es la desaparición forzada. Jagua de Ibirico, Cesar, 1998, P. 711.
Otro de los argumentos recurrentes entre las mujeres a la hora de señalar lo irreparable de
los daños recibidos tiene que ver con la imposibilidad de recuperar las dinámicas familiares
tal y como eran antes del hecho violento. Las mujeres tienen la certeza de que la forma
en que se relacionan con sus familias se transformó con ocasión del conflicto armado y
que jamás podrá ser igual.
A mí me desintegraron fue mi familia, me desintegraron fue mi hogar, me quitaron
todo lo que yo tenía… porque ni a mis hijos los tengo. Los tengo que tener
separados porque no tengo cómo sostenerlos. Ni siquiera tenemos dónde vivir.
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La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Entonces cómo me van a devolver esa vida que ya se perdió. La Calera, Cundinamarca,
P. 505.
No se puede reparar, porque imagínese cuando lo sacan donde uno tiene sus territorios,
ya las cosas no quedan funcionando como antes. Ya uno no se reúne más
con la familia, cada uno tiene que coger por su lado. Hay veces que a la familia
de uno lo matan y uno ni cuenta se da. Uno cree que la familia de uno está viva y
mentiras hace rato la mataron, y ya las cosas no vienen más como venían de antes.
Medio Atrato, Chocó, 1999, P.464.
En algunas de los relatos de las mujeres entrevistadas hay algo de indecible con respecto
a la pérdida generalizada de personas queridas, de espacios, de relaciones y de formas de
vida. El conflicto armado ha transformado sus existencias de forma tal, que consideran
que no existe compensación capaz de repararles.
No creo que haya una reparación… el dolor no lo repara nada. Chigorodó, Antioquia,
1989, P.36.
Solo podría hacer devolviendo en tiempo. Eso ya no se puede, ya no se puede.
Líbano, Tolima, 2006, P.154.
Imagínese, nunca se repara. Porque tuvimos bastantes pérdidas, ya lo que se perdió,
se perdió. Santa Cruz de Lorica, Córdoba, 2011, P.283.
Uno de los aspectos que las mujeres señalan con frecuencia al preguntárseles por los
efectos del conflicto armado en sus vidas, es la pérdida de su tranquilidad y su estabilidad
emocional. Estiman que los impactos psicológicos son tan traumáticos que no son fáciles
superar, a pesar de sus esfuerzos.
La tranquilidad a uno ya nadie se la da, eso es lo principal. No solo eso, la vida de
la familia nadie se la devuelve a uno. Sabe uno… que por donde quedaron ellos,
nadie le puede dar a uno esa tranquilidad. San Carlos, Antioquia, 2001, P.4.
La dignidad humana también es considerada un valor irreparable. La reconstrucción personal
y la recuperación de la consideración como ser sujeto de derechos después de haber
visto pisoteada la propia dignidad, no es una tarea que se haga de la noche a la mañana.
En casos como el siguiente, en materia de violencia sexual, se subraya la imposibilidad
de resarcir ese hecho traumático.
Uno siente que le quitan su dignidad que eso es lo más importante y eso nadie se
lo devuelve. Cuando alguien sabe que tú fuiste violada, ultrajada, todo el mundo
como que te mira y… das lástima. La niña digna de lástima, que pobrecita, que no
sé qué, que a ella la violaron, que mire que a ella le hicieron esto. Entonces uno por
eso más bien se reprime y no le cuenta nada a nadie la pena que le da a uno con los
demás. Entonces por eso yo digo… nadie me puede recompensar y puede calmar lo
que yo sentí. San Blas, Bolívar, 2005, P. 786.
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Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Otras mujeres señalan que los impactos de la violencia en sus cuerpos y mentes han sido
de tal magnitud, que difícilmente podrán ser resarcidas. Sienten que ese dolor no las va a
abandonar y que será como un compañero permanente. El reconocimiento de ese daño es
un paso clave para poder retomar sus vidas, aun con el impacto que todo ello ha supuesto.
Eso sí es muy difícil yo creo que esos daños no se reparan nunca. Yo nunca he
creído en eso de reparación. Yo diría que puede haber cosas que ayudan, que pueden
ayudar y que finalmente hagan que las cosas sean menos difíciles. Que por lo
menos se vea que se reconoce ese daño, al menos reconocerlo, porque repararlo
yo creo que eso es imposible. Es una herida que siempre queda ahí, es una cicatriz
queda ahí. O sea las heridas cierran pero hay unas cicatrices que son fuertes y que
nunca se van a borrar. Comuna 1, Medellín, Antioquia, 1996, P.64.
Me pregunto, ¿es que el que lo mató alcanzó a pagar el daño que me hizo a mí?
Psicológicamente vivo traumada, porque imagínese, me puse así flaquísima. Yo
que todo el tiempo he sido así trocito, me puse como un palillo. Barrio Kennedy,
Chigorodó, Antioquia, 1995 – 1997, P.59.
Pero no sólo las pérdidas de seres queridos o de calidad y estabilidad psicológica y afectiva
se consideran irreparables. También otro tipo de cosas son consideradas como imposibles
de resarcir. La tierra, los animales y los bienes que han sido conseguidos con mucho
sacrificio y cuidados con esmero por las mujeres constituían un entorno de seguridad y
de proyección personal que ha sido destruido. La privación de este espacio de vida se ve
como algo difícilmente superable, dado que el desplazamiento forzado supone empezar
de nuevo desde una situación de pérdida e impacto negativo.
El daño psicológico queda ahí, queda uno marcado. Así nos indemnicen, así nos den
ayudas, así nos den por ejemplo una vivienda, el rótulo de desplazados no lo podemos
quitar aparentemente. Nuestro corazón no va a cambiar. La finca que teníamos con
tanto cariño, con tanto amor, el perrito que teníamos, que habíamos criado, la gallinita
que habíamos criado con tanto esmero, se quedó, se perdió, se lo robaron, cambió
de dueño. Eso no se puede curar, ni cambiar, ni pagar. El Cedral, Neiva, 2011, P. 177.
Las mujeres tienen la certeza de que la violencia ha cambiado sus vidas para siempre, de
que sus vidas quedaron marcadas por los hechos violentos. Ellas afirman que pese a los
esfuerzos que se hagan desde la institucionalidad con el propósito de reparar lo ocurrido,
estos nunca lograrán que ellas vuelvan a encontrar el punto de estabilidad que tenían antes
de los hechos. En algunos relatos, se expresa la vivencia de la irreparabilidad por medio
de metáforas y ejemplos.
Eso ya es irreparable. Yo estuve en una reunión… quebramos un jarrón y nos
pusimos a volverlo a armar. Cómo va hacer que en donde se rompe, se pega un
remiendo, vuelve y queda igual. Eso siempre quedó feo, dañado. Yo pienso que
eso como que ya no hay forma que vuelva a ser igual. No vuelve jamás. Puerto
Boyacá, Antioquia. 2002, P.30.
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La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
El daño ya está. La vida de uno es como una hoja blanca. Cuando te entregan una
hoja blanca está pura, y cuando esa hoja tú comienzas a rasgarla o a rayarla, por
más que tú hagas lo que sea para que la hoja quede como te la entregaron, nunca
va a ocurrir. Entonces mi hoja está totalmente rayada, totalmente deteriorada.
Para que la reparen y quede como nueva es difícil. Icononzo, Tolima, 1999, P.166.
Mientras exista conflicto armado, no es fácil generar garantías serias de no repetición
que le garanticen a las mujeres su seguridad para ellas y sus familias. Las violaciones
perpetradas fueron tan extensas y graves que existe mucho escepticismo con el conjunto
de medidas que permitan atender y superar lo sufrido.
Por más psicólogos que haya, por más ayudas humanitarias que le den a uno, son
heridas que quedan, que son difíciles… sanar. Así me hayan dado una casa, así
me den que estoy en la ciudad, yo no quiero regresar al campo por la inseguridad
que tiene el país. Esas ya son cosas que quedan marcadas. Hágase de cuenta como
cuando usted se quema, bueno, ni que así usted se haga una cirugía plástica para
quitarse la herida de la quemadura, está por dentro porque es que se siente. ¿Quién
siente lo que se vive? La mente, el corazón, ¿verdad? Becerril, Cesar, 1998, P. 735.
Las mujeres temen que mientras las partes en el conflicto armado sigan actuando, no hay
posibilidad alguna de reparación que cumpla con los requisitos mínimos para devolverles
la tranquilidad a las víctimas. La existencia del conflicto armado en su territorio hace
inviable la posibilidad de una reparación integral.
No hay dinero que lo repare a uno, porque es que siempre vive con el temor de que
ellos puedan ejercer algún tipo de violencia contra uno. Así usted le hayan dado
una reparación económica, el peligro está latente, porque ellos están por ahí:
libres. Vereda el Manco, Huila, 2005, P.874.
Como se ha manifestado en el capítulo de afrontamiento, las mujeres acuden a su espiritualidad
para procurar su recuperación emocional. Como una forma de enfrentar lo
ocurrido, algunas de las declarantes consideran que su reparación solo se puede alcanzar
gracias a su fe y a sus creencias religiosas, puesto que cualquier otro esfuerzo que se haga
para resarcir los daños causados es fútil. La experiencia de indefensión y trauma, junto
con la dificultad del cambio social o el fin de la guerra y la ausencia de respuestas eficaces
por parte del Estado o de los grupos políticos, son algunos de los aspectos del contexto en
que se da este afrontamiento religioso.
Pues yo creo en Dios, que Dios no va a permitir que me vuelva a pasar nada, ni
a mi hija, ni a nadie porque esto es muy duro. Muy doloroso tener que pasar por
tantos caminos espinosos. Eso es como cuando hay un camino culebrero que las
culebras le tiran por un lado, por el otro y por el otro, uno se defiende. Así me ha
tocado a mí defenderme. Sabana de Torres, Santander, 1999 y violación sexual,
Simití, Bolívar, 1999, P. 760.
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Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Solamente se lo he dejado a Dios, él es el único abogado. Lo único para que esto
no se vuelva a repetir, es ponerlo en las manos de Dios. Porque esto entre más
días se pone peor. … Creo en Dios, porque yo sé que este mundo no lo compone
ni el papa, ni el presidente, aquí terrenal nadie. Ya este mundo a como está, se va
poniendo peor. Ya esto no, solo en Dios, confiar en Dios. Portada de Robles, Valle
del Cauca, 2002, P. 846.
La imposibilidad de reparar se canaliza muchas veces a través de la fe religiosa. Las
mujeres que así se expresan sienten que aunque se pongan en marcha mecanismos de
reparación, estos solo serán medidas paliativas frente a la magnitud del daño que se les
causó. Este sentimiento de resignación frente a lo irreparable adquiere una connotación
religiosa que ayuda a aceptar la realidad.
Ese daño se repara, no, eso no se repara. Uno se resigna pero uno queda marcado.
Lo que pasa es que uno le pide valor al Señor y él se lo da pero esto no tiene
perdón. Ciudad Bolívar, Antioquia, 1998, P.48.
Es difícil decir uno que lo reparen porque…lo que ya está hecho, está ya hecho.
Yo decía, del dolor tan grande, de la pérdida de dos hijos, yo decía: “¡Dios mío!
Señor ¿por qué me pasó a mí esto?”. Yo decía: “¡huy yo quisiera que se acabara
esto!”. Pero no, así se acabe… no se va a reparar todos esos que se fueron. Entonces
hay que… pedirle a Dios que le dé a uno mucha resignación porque ya está
hecho, ya lo que se hizo ya. Cuándo volverá uno a ver uno a un hijo, cuándo lo
volverá a ver, ya lo perdió, ya. Barrancabermeja, Santander, P. 729.
Algunas mujeres han decidido no acudir a los programas del Estado para las víctimas del
conflicto armado, han renunciado a esos beneficios, tal vez porque no se han sentido reconocidas
en su lenguaje y sus propuestas. En el siguiente testimonio, a medio camino entre la resignación
y la resistencia, la mujer señala cómo su experiencia y la visión de sí misma como
“no víctima”, no encontró eco en el proceso. Sin embargo, el autoconcepto como “víctima”
o como “sobreviviente” no debería ser un obstáculo para el reconocimiento de sus derechos.
Al no querer reconocerse como víctimas, la mujer que dio testimonio pone el énfasis en
no aumentar su vulnerabilidad. Asimismo considera que ser víctima la pone en situación
de “demanda”, cuando ella se siente activa políticamente y protagonista de cambios para
sí y para otras.
Jamás he molestado eso para nada. Cuando ya comencé a conocer los derechos
de los desplazados, empecé a ir a los programas y a verlos por televisión. Entonces
en mi barrio comenzaron a hacer las cosas de víctimas y me dio por ir a una
reunión y me dijeron que “si yo era víctima”. Yo les contesté que “no, pero que me
habían matado a mi esposo”. Me dijeron “¿dónde lo mataron?” acá en Medellín
y “¿Quiénes fueron?” yo no sé. Entonces ahí se quedó eso y yo no quise saber
más. Sector Maruchenga, Bello, Antioquia. 1992, P. 78.
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La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Algunas mujeres critican la concepción de la reparación como una forma de olvido. Ellas
advierten contra las políticas de reparación, y en particular las compensaciones monetarias,
que pretenden tapar o invisibilizar los hechos violatorios. Estas mujeres manifiestan
que no van a olvidar y se erigen en garantía de que esos recuerdos no se borren y de que
esa memoria no se pierda. La conservación de la memoria de los hechos es en realidad
una forma de reparación para ellas.
Nunca, porque no hay modo de repararlo porque son cosas que nunca se olvidan.
Urrao, Antioquia. 1998, P.52.
Pues yo no creo porque… eso es como un daño que ya han hecho a uno, que eso
no, eso no lo borra sino la muerte. Uno descansa, uno tiene un descanso, tiene un
alivio, pero eso no lo olvida nunca, nunca, porque la memoria de uno es un computador
que queda grabado. Puerto Berrío, Antioquia, 1979, P. 739.
Ese daño ya no se repara porque eso queda en la mente de toda persona. O sea
uno nunca olvida a sus seres queridos… se recuerda siempre, más no se menciona
sino en unos casos como en este momento. No hay ninguna reparación porque una
persona no reemplaza a otra, eso es imposible. En cuanto al Estado, pues dicen
que la plata tapa todo y el Estado da plata, pero ni el oro del mundo reemplaza
un hijo. Yo no lo parí pero lo crie y eso para mi cuenta mucho. Corregimiento
Versalles, Santa Bárbara, Antioquia, 1997, P.74.
Las mujeres entrevistadas critican también las visiones superficiales de la reparación o
la representación de la misma en Colombia a raíz de la puesta en marcha de medidas
administrativas y descontextualizadas, como el decreto de reparación administrativa, que
han supuesto un espejo deformado para entender la reparación desde una perspectiva más
amplia. Incluyendo el reconocimiento de lo irreparable.
Yo digo que eso de la reparación, por mucha plata que le den a uno, le pagan el
daño tan grande de tener un familiar muerto o desaparecido, el muerto no va volver.
Eso ya no tiene reparación. El conflicto que uno ha sufrido eso no se olvida.
Comuna Popular, Medellín, Antioquia, 1997, P. 88.
Cómo creo que me pueden aliviar ese daño… umm… como difícil porque ni toda
la plata del mundo, ni todo el oro del mundo paga lo que uno ha vivido y lo que
uno ha sufrido. Chigorodó, Antioquia, 2001, P. 728.
La afirmación de lo irreparable desde la conciencia de la pérdida y de la irreversibilidad
de los hechos y sus impactos en las vidas y en los cuerpos de las mujeres no significa
una adaptación pasiva por parte de ellas. La rotundidad de la afirmación tantas veces
repetida en los testimonios responde más bien al saber que hay que seguir viviendo y
cuidar la vida, aunque nunca se vivirá del mismo modo. Las experiencias humanas no son
intercambiables; algunas acciones mitigan el dolor, facilitan el curso de las cosas, pero
no borran ni sustituyen. Las mujeres se empeñan en custodiar el recuerdo tal vez porque
387
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
son conscientes de la irreversibilidad de los hechos; y tal vez por lo mismo se empeñan
también en reconstruir la vida y las relaciones abriéndolas hacia el futuro.
Si yo te dijera que no hay ni monto económico, ni monumento que a mí me repare
porque es que el daño ya fue hecho… el daño ya fue hecho y de pronto decir
una reparación económica le puede servir, una reparación simbólica, un reconocimiento
de las cosas, que el Estado reconozca que hubo fallas… pero que
a ti te vayan a reparar como mujer, eso nunca va a suceder. Saravena, Arauca,
1996, P. 137.
La reparación como un camino hacia la igualdad en la diferencia
Un aspecto destacado a nivel de las reparaciones que demandan las mujeres tiene que ver
con la búsqueda de una mayor equidad de género entre hombres y mujeres. Las mujeres
insisten en la importancia de su empoderamiento como sujetas de derechos como parte
de la reparación.
Tenemos unos derechos que hay que hacer valer. Las mujeres como mujeres, tenemos
unos derechos específicos. Aquí las mujeres hemos sido más de mil años, invisibilizadas,
estigmatizadas y mandadas al rincón de la casa, de la cocina. Entonces tenemos
que empezar a luchar. Creo que estamos saliendo adelante, luchando por una equidad,
por una igualdad de género, una igualdad de derechos. Bogotá, D. C., 2003, P.100.
La visibilización del papel de las mujeres en medio del conflicto armado se vuelve importante
si de reparaciones hacia las mujeres se habla, puesto que las mujeres han participado
activamente en mantener activo el tejido de la vida frente a los horrores que ha
producido la guerra. En el testimonio se hace un llamado de apoyo al liderazgo femenino,
una experiencia que se ha desarrollado con fuerza en los procesos de afrontamiento de las
violaciones de derechos.
Para que nosotras también podamos salir adelante, que no seamos las subyugadas
allí y que lleguemos a los altos cargos para que entre las mujeres podamos
liderar procesos en donde favorezcan verdaderamente a las mujeres. Sibundoy,
Putumayo, 1989, P. 592.
En ese sentido, la participación política, es vital para asegurar una mayor garantía del respeto
de sus derechos. Acceder a los porcentajes de los cargos directivos como lo ordena la
ley, es una vía en esa búsqueda, para lograr un trato más igualitario y un reconocimiento
de su capacidad de liderazgo.
Cuando las mujeres tomemos conciencia política, y empecemos a participar y acceder
a los puestos de decisión de la política, cambiaran muchas cosas. Porque en este
momento pues las mujeres no tenemos el poder, ni siquiera la mínima parte, como lo
388
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
manda la ley, la cuota del 30%, que fue ganada por la lucha de las mujeres, no porque
los hombres la hayan querido dar. Sin embargo, no se visibiliza la participación activa
de las mujeres, en las decisiones del cambio del país. Bogotá, D. C., 2003, P.100.
Las mujeres reclaman acceso al trabajo en condiciones dignas como una forma de tener
autonomía personal y salir adelante. La existencia de programas específicos para ellas
puede incluso reemplazar otras medidas asistencialistas como son los subsidios ofrecidos
por el Estado.
Pues el mensaje que yo daría para nosotras las mujeres es que nos ayuden pues,
para seguir adelante luchando por esta causa. Que tengamos los mecanismos,
las formas de trabajo, porque realmente en estos momentos estamos trabajando
prácticamente con las uñas. Que haya programas para la mujer aquí, porque no
hay nada así. Buenos Aires, Cauca, 2001, P.376.
Que miren más hacia el campo, más a la mujer cabeza de familia. Que si ayudan a
una mujer con varios hijos, o inclusive hasta con uno solo, puede trabajar, puede
tener su negocio, puede brindar ayuda, y dar mucha oportunidad. No puede ser
que solo les den subsidios de plata cada mes, si no por lo menos como negocios,
hacer pequeños negocios. Murillo, Tolima, 2010, P.144.
El respaldo del Estado y en particular del gobierno, es visto como central para que las
mujeres puedan enfrentar lo ocurrido.
Que uno tuviera más el apoyo del gobierno en ese momento, porque son cosas
que uno no las tiene planeadas que le van a pasar, que el gobierno estuviera más
pendiente de uno como mujer. Riosucio, Caldas, 2007, P. 613.
El tema de que me podía reparar, o que podría reparar a las mujeres, llegar a un
proceso de que ellas … se vuelvan valientes… una forma de que todas se unan,
se cuiden entre ustedes. Que el Estado también las va a proteger, que no les va a
dejar solas. Entonces… eso las haría de pronto como soñar más, y sentirse uno
más seguro de vivir en la tierra… Vereda el Manco, Huila, 2005, P.874.
La formación de ellas es una forma de apersonarlas y lograr que conozcan más sus derechos.
La educación y la capacitación son vistas como posibilidades reales que les ofrecen
herramientas para salir adelante.
Es muy importante que la mujer estudie. El trabajo es bueno pero ahora se está pidiendo
cada vez más que la mujer este más capacitada, más empoderada. Vuelvo
y repito no es fácil, sabemos que no es fácil pero tampoco es imposible. Entonces
yo si dejo ese mensaje que salgamos de las casa. Es importante salir de las casas,
tomar conciencia para nosotras poder brindar un mejor futuro a los hijos pero
también vuelvo y repito a nosotras mismas. Riosucio, Chocó, 1996, P.426.
389
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
El gobierno no ha hecho nada por nosotras las mujeres. A darnos siquiera unas
capacitaciones en los derechos que tenemos como mujeres. O sea unos proyectos
de vida, de educación para formarnos como mujeres. Santander de Quilichao,
Cauca y Valle del Cauca, 2001, P.381.
Superar la marginación es parte de las condiciones para una reparación que transforme
la realidad de las mujeres y no reproduzca su exclusión. Especialmente entre las mujeres
doble o triplemente marginadas, como se ha señalado a la hora de hablar de la interseccionalidad
al inicio de este informe, la reparación debe conllevar nuevas condiciones que
ayuden a superar problemas estructurales y no a reproducir la situación de subordinación
de las mujeres.
Nosotros como indígenas deberíamos estar más unidas y tener, como le digo, una
unión más fuerte y capacitándonos más, porque si una no se capacita, los otros
que saben más, a uno todo se lo tiran sin saber. Entonces para uno tener una paz
tiene que ser capacitado y entender las frases que los otros hablan. Pues yo les diría
a las mujeres que siguiéramos adelante capacitándonos. Naya, Cauca, P.384.
La prevención de la violencia contra las mujeres como reparación
Un aspecto destacado en los testimonios, cuando hacen referencia a la reparación, está
vinculado con la prevención de la violencia contra las mujeres. La toma de conciencia
individual y colectiva de las mujeres y el trabajo conjunto de las víctimas, se considera
como el camino para una reivindicación más contundente del valor de las mujeres. En el
testimonio siguiente se reclama el empoderamiento femenino como un modo de acabar
con la subalternidad y poner en el centro el valor y el criterio de las propias mujeres. Este
es un camino de prevención de las violencias contra las mujeres.
Si nosotras no nos valoramos, ellos [los hombres] no nos van a valorar a nosotras.
Que nosotras seamos dignas de nosotras mismas, no digna de ese hombre, no
dignas porque ese hombre dice, si no de que nosotras nos sintamos dignas; y eso
lo que yo le dije a otras, que yo quisiera que mi Dios, como con una varita, que
a todas las mujeres les tocara el corazón y ellas se dijeran “ sí vale la pena”…
algún día vamos a coger conciencia las mujeres y vamos a decir “mujeres, es hora
de que ya nos organicemos y pensemos en nosotras mismas, no pensemos en los
hombres, pensemos en nosotras mismas por nuestras hijas, de nuestros hijos y de
nuestros hijos”. Montería, Córdoba, P. 86.
Los impactos de la violencia contra las mujeres redundan en pérdidas emocionales, físicas
y psicológicas que las exponen a nuevas formas de violencia posteriores. No obstante,
la experiencia de afrontamiento de la violencia también ha reforzado en ocasiones el
empeño de las mujeres por realizar sus sueños y defender sus derechos junto con otras.
390
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
El sueño que yo tengo ahoritica después de la guerra, del conflicto armado es
muy grande, es grandísimo: que las mujeres víctimas de la guerra, incluyendo
mis hijas, porque yo tengo hijas mujeres, nos reivindiquemos, aprendamos como a
luchar juntas, a reclamar esos derechos. Riosucio, Chocó, 1996, P.426.
Muchas mujeres que dieron su testimonio reflexionaron también acerca de cómo la palabra
es un instrumento de cambio de sí mismas, de intervención y de búsqueda de otras
mejores condiciones de vida. La superación del silencio y la recuperación de una voz de
mujeres es un acto de valentía que se ha visto propiciado y apoyado en el presente proceso
de memoria que también ha significado un ejercicio de expresión colectiva.
Trabajar sobre todo con todas las mujeres que han sido víctimas de tantas cosas.
Decirles que hay que seguir luchando, que hay que resistir a pesar de todo, para
que se reivindique los derechos de todas esas mujeres que han sido víctimas de
tantas violaciones. Yo quisiera trabajar muy fuerte con esas mujeres que están
tan calladas todavía, porque a pesar de que es tan duro, yo quisiera mostrar mi
testimonio como un acto de fuerza y de valentía, porque considero que he sido
valiente. Cartagena, Bolívar, 2007, P.134.
El no guardar silencio y realizar tareas propositivas para que los hechos violatorios se
visibilicen y no permanezcan en la oscuridad es una forma de posicionar el papel de la
mujer en la sociedad. Hay una dimensión de hartazgo de la violencia contra las mujeres
y también de superación de la impotencia. Los testimonios de las víctimas son un ejemplo
de ello. Un ejemplo de unas mujeres para otras que es importante considerar en las
políticas de reparación. Esta dimensión de apoyo mutuo, de experiencias compartidas, de
trabajo con grupos de mujeres es esencial para una reparación efectiva y con un enfoque
centrado en ellas, sus necesidades, derechos y aspiraciones.
Quiero decirles a todas las mujeres que estén pasando por lo que yo pasé, que no se
queden calladas. Que busquen ayuda de alguna fundación que esté luchando por los
derechos de las mujeres. Que si yo pude salir de esa vida, ellas también lo pueden
hacer. Que no se rindan. Corregimiento San José del Peñón, Bolívar, 2002, P.213
Solamente he visto la plata, pero es lo que menos me interesa. Creo que uno
debe seguir luchando no tanto porque le den un peso, sino porque hay otras
víctimas que realmente necesitan salir de esa incógnita, que necesitan hablar,
necesitan gritar, necesitan llorar, así como yo lo hice. Nueva Colombia, Antioquia,
1994, P.17.
La perspectiva de la reparación en los casos de violaciones de derechos humanos incluye
para las mujeres una resignificación y valoración de su aporte a la defensa de la vida en
sus comunidades y familias, pues ellas son conscientes del valor de su aportación. Esta
perspectiva pone el acento no sólo en qué se repara, sino en el cómo se hace efectiva la
reparación, en las actitudes del personal implicado en los diferentes programas o acciones
y en la participación de las mujeres en el proceso.
391
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Que se dignifique a la mujer, con todo lo que las mujeres hemos aportado para
el país. Que hemos aportado para el Estado. Esa es una forma de reivindicar a
las mujeres, ¿cómo? haciendo efectivos sus derechos. Distrito Aguablanca, Cali,
Valle del Cauca, 2003, P. 158.
Denunciar los hechos de violencia contra las mujeres, lo que implica la exigencia del
respeto y la garantía de los derechos de ellas, es señalado como un mecanismo que puede
ayudar a combatir la impunidad de esos delitos. Tanto la violencia pública, propia del
conflicto armado, como la violencia privada al interior del hogar, deben ser puestas en
conocimiento tanto de las autoridades estatales que tienen el deber de protección como
de la opinión pública. Sin embargo, un elemento central de esta función preventiva de la
denuncia es la protección a las mujeres víctimas.
Denunciar. Seguir con la incidencia y el empoderamiento, yo pienso que… sigamos
sumando a todos los procesos de mujeres contra la violación por el solo
hecho de ser mujeres. Que haya penas ejemplares. Que nosotras mismas no permitamos
que nadie abuse de nosotras. Saravena, Arauca, 1996, P. 137.
Las implicaciones subjetivas que tiene la denuncia, hacen que se necesiten estrategias
apropiadas y compartidas con las mujeres y sus grupos de referencia para un proceso de
denuncia e investigación efectivo. Entre estas implicaciones están la mayor exposición
social, el estigma que muchas veces conlleva la violencia contra las mujeres especialmente
la violencia sexual, o las condiciones de peligro en su vida cotidiana por su vulnerabilidad
social o la convivencia con perpetradores.
En dichos procesos es fundamental tanto prevenir la revictimización, es decir que las
mujeres sean de nuevo golpeadas o victimizadas, como la prevención de la frecuente victimización
secundaria a la que son sometidas las mujeres cuando se enfrentan a procesos
de investigación que no respetan su dignidad o sus derechos.
Pues que nos hagamos, como un bloque de mujeres, protección. Que reclamemos
nuestros derechos. De eso, de lo que queremos. Con todas las mujeres que hay
sufriendo. Corregimiento del Palmar, Nariño, 2002, P.858.
Las mujeres incluyen también reivindicaciones para sí mismas, cambios de los que ellas
mismas han sido protagonistas en sus procesos personales o colectivos, estimulando la
participación. Ser agentes de cambio se puede lograr si se tiene una actitud distinta y
positiva frente a los hechos ocurridos, para lo cual es fundamental la relación con otras
mujeres y el apoyo mutuo que nace de la identificación recíproca. Ese proceso supone
también pasar del “a ti también te pasó” al “yo también lo hice”.
Entender que estamos inmersas en una cultura muy violenta que eso es lo que
aprendimos, lo que le trasmitimos a nuestros hijos. Entender que está en nosotras
también tomar decisiones y cambiar cosas cuando no son favorables. Que debemos
de tomar conciencia de las cosas vividas para no repetirlas en la vida de nuestros
392
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
hijos e hijas, para no repetirlas con los demás. Medellín, Antioquia, 1993, P.44.
De pronto que nosotras las mujeres nos cojamos de la mano y hablar mucho con
nuestros hijos e hijas. Hablar con el esposo, con el hermano, hablar con el vecino.
Que haya una organización muy acogedora muy alentadora, con muchas dinámicas.
Corregimiento Cristiania, El Jardín, Antioquia, 2009, P.25.
El acompañamiento que pueden brindar otras compañeras u organizaciones es de capital
importancia para que ellas se sientan apoyadas y menos solas en su lucha por la protección
y defensa de sus derechos. Los grupos o asociaciones de mujeres se convierten
en un agente primordial para encauzar las demandas contra la violencia hacia la mujer.
También para tener mecanismos de alerta y de respuesta rápida frente a las agresiones, y
formas de hacer oír su voz colectivamente, evitando que la violencia contra las mujeres
se privatice, dado que su prevención y sanción depende de que sea comprendido como
un problema colectivo que necesita soluciones jurídicas, de protección y de cambio de la
cultura patriarcal.
Yo pienso que en la muerte de las compañeras no hay reparación pero si podemos
de pronto evitar a que haya otras muertes estando organizadas, preparadas, brindándoles
apoyo para que apenas sientan pasos de animal grande comuniquen, no
se queden calladas: “mire, me está pasando esto” o “siento esto” o “siento temor
de esto, ayúdenme”. Yo pienso que la unión hace la fuerza, colaborarnos entre
todas. Sibundoy, Putumayo, 1989, P. 592.
Es algo muy importante estar juntas y tener un direccionamiento. Nosotras nos asociamos
pero con todas estas cargas que tenemos, con estas historias de vida tan dolorosas
que tenemos, la mayoría de las mujeres, solitas, no somos capaces. Necesitamos
juntas, pero bajo el direccionamiento de entidades, de ONG, de personas que
se prepararon para ayudar a entender y conocer todas esas cosas que son básicas,
para poder salir de estas situaciones de violencias. Medellín, Antioquia, 1993, P.44.
Incluso para algunas ha sido muy positivo trabajar o acompañar a otras mujeres víctimas.
Por una parte eso ayuda a dar sentido al dolor. Algo que las familiares de desaparecidos
convirtieron en una de sus consignas y de sus actuaciones: que tanto dolor no sea inútil.
El poder hacer algo socialmente útil con el sufrimiento vivido es parte del proceso de recuperación
personal y colectiva, y está asociado a la prevención de la violencia. Ayudarse
entre iguales genera satisfacciones ya que comparten una causa común que las identifica
así mismas como portadoras de derechos.
¡A mí me encantaría como poder ayudar! O sea, la reparación sería poder ayudar
a otras personas. Que mi testimonio pueda ayudar, y obviamente de que en este
país no vuelva a pasar eso. Lastimosamente vamos a estar muy lejos todavía de
que no vuelvan a haber mujeres violadas, maltratadas, pero yo creo que esa sería
una buena reparación. Pereira, Risaralda, 2003, P. 692.
393
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Otras mujeres señalan también la necesidad del trabajo al interior del colectivo de las mujeres,
porque el modelo patriarcal donde predominan los valores masculinos excluyentes
también es a veces estimulado y reproducido por las mismas mujeres. Ellas reivindican
una postura feminista donde sean las protagonistas de sus propias historias y abandonen
patrones tradicionales y cotidianos de la cultura machista.
Que dejemos nosotras las mujeres el machismo, porque nosotras somos las machistas,
que nos ponemos a darle tanto poderes a los hombres, que los hombres no
se merecen que les demos ese poder, que ellos no nos valoran lo suficiente. Buenos
Aires, Cauca, 2000, P. 429.
Son conscientes, pues, que al patriarcado se le puede restar credibilidad y centralidad en
las vidas de las mujeres, que se pueden establecer relaciones con los hombres que no los
sitúen en el centro de las vidas femeninas.
Creo que lo primero es que las mujeres tomemos conciencia de que hay que dejar
atrás toda esa cultura machista ¿cierto? No ser nosotras las machistas, porque
es que ese es el problema, que no son los hombres, somos nosotras mismas. Dejar
esa dependencia por los hombres que sí son necesarios, valiosos, pero no son
vitales. Pereira, Risaralda, 2003, P. 692.
Para realizar estos cambios es fundamental que las mujeres piensen en sí mismas y por
sí mismas, incluyendo una autocrítica respecto los factores culturales asimilados a las
relaciones de dependencia, desde una perspectiva emancipadora.
Algún día vamos a coger conciencia las mujeres y vamos a decir: “mujeres, es
hora de que ya nos organicemos y pensemos en nosotras mismas, no pensemos
en los hombres, pensemos en nosotras mismas, por nuestros hijos y los hijos de
nuestros hijos”. Buenos Aires, Cauca, 2000, P. 429.
Que los atributos como seres humanos y sobre todo como mujeres no sean menoscabados
ni vulnerados por los agentes del Estado, es una exigencia repetida. Tanto el cumplimiento
y el respeto de la ley, así como la garantía de una justicia que investigue lo ocurrido a fin de
sancionar a los responsables, contribuiría a la prevención de la violencia contra las mujeres.
Hay que tener en cuenta la lucha de las mujeres y no solo la lucha, si no que las
mujeres somos personas, somos ciudadanas con derechos. Tener en cuenta toda la
ley que hay para la mujer, respetar, respetar todos esos derechos que las mujeres
tenemos… Riosucio, Chocó, 1996, P.426.
Que se haga justicia con todas las mujeres chocoanas, negras, blancas, indias. No
solo en el Chocó, sino en todo el mundo porque es mucho la violencia que están
haciendo contra la mujer para que pueda haber una verdadera paz. Samaniego,
Nariño, 2010, P. 440.
394
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
En la perspectiva de la prevención, la contribución que puede hacer la educación, en sus
diferentes niveles y dirigida a diversos sectores, es de capital importancia. Sin embargo
esa visión de la educación pasa por mediaciones concretas para hacerla posible y orientada
a la transformación de las relaciones entre mujeres y hombres en la sociedad. Supone
cambiar la actitud de los funcionarios públicos, conocer sus derechos y la forma de hacerlos
efectivos, y formar a las personas desde la infancia para impulsar una educación libre
de violencias. La reproducción frecuente de los estereotipos de género a través de otros
ámbitos de la educación informal o los medios de comunicación, supone un enorme desafío
para la asimilación de valores de igualdad en la diferencia entre hombres y mujeres.
Que los funcionarios que manejan las leyes y todos estos asuntos de violencias
fueran atravesados por la humanidad, por entender la situación de desventajas
de las mujeres, y que tengan una formación integral y que manejen como unos
códigos de ética reales. Medellín, Antioquia, 1993, P.44.
Al hombre desde chiquito le dicen:“tu mujer tiene que hacer lo que tú digas”.
Entonces inculcar a los niños desde pequeñitos ayudará cambiar las cosas. Si hay
algún problema las cosas se hablan, se dialogan, sin necesidad de llegar a los
golpes. Corregimiento San José del Peñón, Bolívar, 2002, P.213
Las mujeres formulan un rechazo categórico a la guerra y a todas las violencias contra las
mujeres que esta conlleva. Ellas denotan un cansancio de los horrores causados por la guerra
que se manifiesta de forma rotunda en su demanda de que esos hechos no vuelvan a ocurrir.
Para que no se repita el horror que yo viví. Para que ninguna mamá que tenga un
hijo que pase lo que yo pasé. [Llora]. Para que ninguna mujer sea violada, para
que nadie sufra más. Porque el desplazamiento, nadie sabe lo que es hasta que no
lo vive. Ninguna mujer sabe que es una violación hasta que la haya vivido. Ninguna
mujer en este país fuera violada, que ninguna mamá tenga que sufrir por ser mujer,
por ser víctima, por ser negra y por ser desplazada. Tumaco, Nariño, 2002, P.199.
Que no haya más violencia, más guerra. Que no haya más violación con las mujeres,
que nos violan sus derechos a uno. Que la mujer también tiene derecho a
opinar. Samaniego, Nariño, 2007, P. 444.
La verdad como una medida de reparación
La mujer es madre, es hija, es de todo. Entonces las mujeres tienen un sufrimiento más
todavía. Que el Estado reconozca que falló, que es un delito, que digan dónde están
los cuerpos de los familiares de nosotras, dónde quedaron los desaparecidos. Que las
mujeres tengan un espacio donde ellas puedan llorar, conservar, decirse sus cosas.
Que en primer lugar haya verdad, hasta que no cuenten la verdad no habrá paz. Han
hecho muchas cosas, pero ninguna ha apuntado realmente a la verdad que las mujeres
queremos que se diga y que se hable en este país. Riosucio, Chocó, 1996, P.426.
395
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
La mitad de las mujeres entrevistadas hicieron énfasis en la verdad como forma de reparación.
La verdad es vista por muchas mujeres como un componente esencial de una
reparación integral. Sin verdad no hay justicia ni reparación, ni tampoco garantías de no
repetición. Existe una relación interdependiente e indivisible entre estos conceptos. Además
algunas mujeres que son escépticas frente a esas otras medidas de reparación, ponen
énfasis sin embargo en la verdad.
Para las mujeres buscar el porqué de lo que se hizo a sus familiares o a ellas mismas, les
posibilita elaborar, encontrar un sentido a lo que ellas saben que es un sinsentido.
Como te decía, para mí no hay reparación. No creo que con dinero me vayan a
devolver mi hijo, no creo que mi hijo tenía un valor porque él no tenía valor, para
mí no tenía valor. Yo lo único que busco es ¡la verdad! ¡Yo quiero saber por qué
me lo mataron! Terrazas, Bucaramanga, Santander, 2008, P. 772.
La investigación y conocimiento de la verdad es una demanda común de las mujeres. Las
preguntas de qué ocurrió, y sobre todo por qué, son parte de las necesidad de tener claridad
sobre lo sucedido, de la pérdida o el sentido de los hechos que han sufrido, y esperan
que el Estado facilite un proceso en el que puedan encontrar estas respuestas.
Que el Estado me muestre resultados. Yo creo que ese es uno de los elementos
iniciales. Poder conocer quién fue mi victimario, quién fue el responsable, qué
organización, qué nexos habían con el Estado. El Estado conocía sus agentes,
¿conocía o no conocía?. Conocer en su totalidad los hechos y responsables y
saber que las personas que están involucradas puedan recibir el peso de la ley.
Popayán, Cauca, 2006, P. 307.
Sin embargo, la demanda de verdad también es específica de cada caso. La trama y la explicación
de su caso particular se convierten en una búsqueda permanente de sentido que
tiene que ser resuelta. El derecho a saber lo ocurrido en cada uno de los hechos puntuales,
es la petición recurrente de las mujeres víctimas especialmente en el caso de las mujeres
familiares de desaparecidos.
Que me digan la verdad, porque yo no acepto que digan que mi hijo fue malo como
cuando fui y denuncié. Me dijo: “señora, usted de pronto no sabía que él era un guerrillero
o un paramilitar”, entonces a uno le duele eso. Cómo así que le traten el hijo
así, sabiendo cómo era él, que era una persona de bien. A mí que me digan la verdad
sobre eso… y, por otra parte, que no se vuelva a repetir a ninguna, porque es que ninguna
merecemos eso, que les quiten a su ser querido. Granada, Antioquia, 2002, P.46.
En el caso de mi esposo saber dónde está, cómo lo tienen o si vive o está muerto y
que no haya más víctimas… La Hormiga, Putumayo, 1998, P. 548.
Saber la verdad, porque yo quiero saber la verdad, qué pasó con él, si mi hijo vive,
si mi hijo muere, o qué pasó. Samaniego, Nariño, 2003, P.348.
396
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Saber la verdad… qué le pasó o dónde está. Eso sería lo mejor para mí. Que me
digan: “Vea, su hijo está en tal parte, o a su hijo le pasó esto”, eso sería lo mejor.
Eso sería para mí lo más importante, que me digan qué le pasó o dónde está. Pereira,
Risaralda, 2007, P. 610.
En estos reclamos específicos en los casos de personas desaparecidas, la verdad está dirigida
a saber el destino de la víctima o de su cuerpo. Determinar el paradero de la persona
ya sea viva o muerta es no solo una demanda lógica, sino una necesidad psicológica para
poder enfrentar el duelo y dar sentido a su experiencia, a la vez que una obligación del
Estado que debe poner los medios para ello.
Primero que todo para mí sería encontrar su cuerpo. Saber la verdad, que los
victimarios me digan porqué lo hicieron, quién ordenó que lo hicieran y cuál era
el motivo por el cual tuvieron que hacerme este daño tan grande a mí, a mis hijos
y a él. Barrancabermeja, Santander, 2000, P. 794.
Las Autodefensas hasta hoy no nos ha dicho qué pasó con mi hermano y nosotros
queremos saber que lo hicieron, si lo tiraron al mar o si lo tienen en una fosa común.
Que nos digan. Que nos entreguen los restos. Quibdó, Chocó, P.406.
Así como en el testimonio inmediatamente anterior se le imputa ese hecho a los paramilitares,
en el siguiente caso también, formulando una crítica sobre la desmovilización de
esas estructuras armadas.
Que se esclarezca en verdad que fue lo que pasó con nuestra familia, porqué los
asesinaron y porqué a estas alturas de la vida, viendo que hubo tanta desmovilización
de los paramilitares, porqué se incrementó más después de la desmovilización.
Se desmovilizaron pero para formarse de nuevo. Esas son las que llaman
Bacrim. San José de Apartadó, Antioquia, 2000, P. 89.
Aunque conocer detalles de los hechos también puede ser doloroso para los familiares, las
mujeres reivindican esa verdad como algo que puede aliviar el dolor de la incertidumbre y
el sinsentido. Ese es un reclamo directo a los perpetradores. La ausencia de información y
la incertidumbre permanente son un tipo de tortura psicológica para muchas mujeres, que
demandan que los perpetradores esclarezcan las violaciones realizadas.
Que alguien me dijera, me dijera la verdad de porqué, porqué acabaron con él,
eso es lo único que yo pido. Quizá eso me aliviara un poquito mi dolor. Vereda
Santa María de Dagua , Valle del Cauca, 2001, P. 825.
A los paramilitares, que ellos me digan y den la cara y me digan donde la tienen
a mi mamá enterrada, porque en estos momentos ella ya es muerta. Eso sería un
poquito para yo poder solucionar mi sufrimiento. Que ellos me enfrenten y me
digan donde la tienen, que me la entreguen porque ellos saben dónde la tienen a
ella. Puerto Asis, Putumayo, 2006, P. 515.
397
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Otras vinculan de manera muy estrecha la verdad con la justicia. Que los hechos sean
investigados de manera seria y con todos los medios a su alcance por parte del Estado, a
fin de identificar a los presuntos responsables, para llevarlos a juicio con el respeto de sus
garantías procesales y sancionarlos conforme a los delitos cometidos.
¿Reparar? Pues de todas maneras a esos infractores darles su buena sanción. De
pronto si es conciliable, se concilia, pues si no hay asuntos que no son conciliables.
De todas maneras castigar. Corregimiento Cristiania, El Jardín, Antioquia, 2009, P.25.
Quiero que se abra otra vez la investigación y que me digan que pasó. O sea que
me respondan legalmente lo que pasó, que no quede en la impunidad. Belén Rincón,
Antioquia, 2000, P.12.
Mi sueño ahora es que se haga justicia, que se sepa la verdad, que aclaren el
nombre de nuestros hijos, lo limpien, el nombre de nosotras las madres también.
… Ese es mi sueño la justicia. Bogotá, D.C., 2008, P.198.
Entre el conjunto de demandas de verdad y justicia, otras mujeres señalan la importancia de
que se establezca la responsabilidad de los superiores. No solo que se investigue y se castigue a
los autores materiales sino a los intelectuales, es decir a quienes planificaron dichas acciones y
que ordenaron llevarlos a cabo, como máximos responsables de los hechos. La justicia se ve a
la vez como parte del trato digno a las víctimas y de la prevención de la violencia en el futuro.
Se debe buscar los altos mandos que estuvieron, las altas personas que estuvieron
incluidas porque cualquiera no había hecho una cosa de esas. Entonces eso es lo
que a mí más me duele y quiero que haya justicia pero una justicia verdadera. No
con mentiras y que no nos vuelva a suceder un caso de estos. Si yo estoy muerta
que no vuelva a suceder en la comunidad, en ninguna de las comunidades. Que
saliera a flote la verdad, que haya justicia con los autores mayores, no los menores.
Los autores mayores, los intelectuales, que sean juzgados porque ellos están
bien sabroso allá comiéndose todo lo que se robaron, porque ese es un robo a
nuestras comunidades. Silencio, Cauca, 2000, P.379.
La búsqueda de las personas desaparecidas
La búsqueda de las personas desaparecidas y de los cadáveres de las personas asesinadas
es una medida de satisfacción vinculada de manera estrecha con el derecho a la verdad,
como se indicó en las páginas precedentes. Saber qué le ocurrió a una persona de la cual
se desconoce su paradero, puede ayudar a enfrentar el dolor de la pérdida incierta de un
familiar que conlleva un estado de confusión, ansiedad e incertidumbre permanente en
las mujeres víctimas.
Son reiteradas las demandas de las familiares de personas desaparecidas para que se
tomen medidas dirigidas a su búsqueda del destino que tuvieron, incluyendo poder
398
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
recuperar en su caso los cadáveres, identificarlos e inhumarlos según las prácticas culturales
y religiosas de su familia o comunidad. Muchas de ellas simplemente quieren
saber qué fue lo que pasó. Esta es una demanda humanitaria que no puede estar limitada
por aspectos penales u otro tipo de limitaciones judiciales. El Estado debe poner todos
los medios para lograr estos procesos de identificación, activando la participación de
las víctimas e informando de forma clara y amplia sobre los lugares de recuperación
de restos humanos, de forma que se puedan hacer las pruebas específicas. A raíz de las
excavaciones de fosas comunes en los últimos años, el acúmulo de restos humanos en
departamentos de medicina legal o lugares de entierro como nuevos NN sin ser identificados,
corre el riesgo de hacer de nuevo más difícil la identificación y prolongar el
dolor de las familiares.
Mi hermano se fue a hacer tomar los exámenes de sangre, para ver que a veces
aparecen esos NN y a ver si coincide, de repente se consigue el cadáver. Nosotros
queremos saber a fondo qué es lo que pasó. Si está muerto, si está vivo. Uno está
dispuesto a todo. Por ejemplo si esta muertico pues recibir los huesitos y descansar,
porque es un martirio para la familia saber que está desaparecido pero no
hemos encontrado el cadáver. Vereda Capilla, Samaniego, Nariño, 2004, P.368.
La mayor parte de las mujeres ha tratado de buscar en estos años indicios del destino
de sus familiares, en procesos que les han llevado, en muchos casos, a ninguna parte.
La necesidad de tener evidencia de su destino está ligada al descanso psicológico y
superar la incertidumbre de los hechos y de las informaciones sesgadas o contradictorias
que la mayor parte de las mujeres han ido recibiendo, y que han mantenido su
confusión.
Como decía un amigo mío, por lo menos encontrar aunque sea un hueso, pero
saber que fue de él, que es de él. Que sí está muerto, porque a pesar de todo lo
que te digan, la esperanza y el amor, siempre están dentro de uno. Entonces mi
esperanza es decir, no, todo es un chisme, un día va a aparecer. O sea, acabar tal
vez con esa la falsa ilusión de un día volverlo a ver de pie. Yo lo sigo soñando que
llega vivo. La Florida, Nariño, 2008, P.369.
La mayoría de las personas detenidas desaparecidas con ocasión del conflicto armado
lo son de manera forzada y definitiva, donde la desaparición se consumó con una
ejecución extrajudicial. Esa recuperación de sus restos es una forma de rescatar su
dignidad y su valor como persona del olvido y de la inexistencia para un Estado o una
sociedad de la que forman parte. El énfasis en que la desaparición y la falta de búsqueda
suponen desposeer a las personas de su humanidad, tratar a las personas como
animales, está presente en la mayor parte de los testimonios que hablan de recuperar
sus restos.
Yo pienso que la mejor reparación sería encontrarlo así sea muerto, saber dónde
está, porque él no era un perro. Corinto, Cauca, P.180.
399
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
La recuperación del ser querido, así sea muerto, les permite empezar a elaborar un duelo
donde la incertidumbre es reemplazada por la certeza de la muerte, que aunque también
es dolorosa supone el primer paso para aceptar la irreversibilidad de su pérdida.
Ese daño no hay nada que lo pueda reparar, solamente que lo único para repararlo,
yo quisiera era que apareciera el cadáver de él. Alguna señal de si está
muerto, de que sí es, para uno saber siquiera tener el cuerpo de él. Bajo Baudó,
Chocó, 2010, P. 493.
Pues yo no sé, eso no tiene reparación yo creo, porque con plata no le vuelven el
ser querido a uno. Yo diría que de pronto no sé quién, si serán los derechos humanos
o qué, pero que de pronto le ayudaran a uno a recuperar los restos. Como
les dije yo el día que estuve donde la abogada, así no me den plata, porque pues
yo no necesito la plata de él, pero si quiera que me colaboren con los restos de él.
Belén de Bajirá, Antioquia, 1995, P.5.
Como señala esta mujer, en un testimonio representativo del sentir de muchas otras sobre
la diferencia entre pensar en que lo más probable es que su familiar esté muerto por el
tiempo transcurrido y las circunstancias de los hechos y encontrar, la recuperación de
sus restos es el único medio para aliviar la tensión psicológica de la incertidumbre y la
angustia de la confusión.
¿Cómo me pueden aliviar? entregarme más que fuera los restos de mi hija. Sería
lo único, si porque yo sabría que…Yo sé ya para mí que ella está muerta, que
tenemos que asumirlo, que ya algo pasó con ella. Después que me entregaran los
restos yo viviría feliz. Cañabraval Alto, Bolívar, 2001, P. 741.
La inhumación de un ser querido, según el deseo de la víctima o de acuerdo a las prácticas
culturales, permite a las familiares cerrar la espiral de dudas sobre el destino del
desaparecido. Enterrar a los muertos es parte de los ritos culturales desde que la humanidad
es tal, ayuda a enfrentar la pérdida y fortalecer los lazos y la solidaridad entre los
sobrevivientes.
Yo para devolverme un poquito la vida mía sería que me dijeran algún día: “Noralba,
tenemos sus hermanos”. Que aparecieron para darles tierra, para darles
una sepultura sagrada. Yo eso me devolvería un poquito el alma. La Hormiga,
Putumayo, P. 587.
Para realizar algunas de las gestiones anteriores de recuperación, identificación e inhumación
de las personas desaparecidas, sus familiares demandan que se les practiquen las
pruebas correspondientes de ADN.
El Chino, uno de los cinco muchachos que fueron allá y que hicieron la masacre,
dijo que ellos la misma noche los habían matado por el lado de Calamar y los
400
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
echaron al dique. Aparecieron acá en las playas de Pasacaballo y como eran N.N.
los enterraron ahí en el cementerio de Albornoz. Entonces si ellos son los que están
ahí queremos que nos hagan una prueba de ADN. Clemencia, Bolívar, P.234.
Que lo apoyen a uno para ir por los restos, así sea para darle sepultura normal. A
mí me tomaron la muestra de ADN pero nunca me han dicho nada. Imagínese que
yo hace 15 años soy desplazada y no he recibido lo que se dice un confite de esa
gente, ni siquiera una razón de mi hijo. Como digo yo, que no me den nada, pero
que vea uno que el Estado le da un apoyo con uno. Saber que uno perdió todo allá
y que le tocó duro allá. Siquiera que le digan a uno el saco suyo va así. Pero nada
de nada. Pues lo que pido y que me gustaría a mí es que me ayudaran a conseguir
los restos de ese pelado y ya. Belén de Bajirá, Antioquia, 1995, P.5.
Ausencia por desaparición forzada
El trámite de hacer un certificado de muerte presunta, es decir hacer que la mujer víctima
tenga que admitir forzosamente la muerte para poder acceder a ciertas medidas o
ayudas, supone una nueva tortura psicológica, y carga sobre las familiares el peso del
reconocimiento de los hechos que sin embargo corresponde al Estado. Cuando no es
posible recobrar los restos, el Estado tiene que articular las medidas necesarias para
promover un reconocimiento de la situación legal de las víctimas familiares, en igualdad
de derechos para la reparación, trámites administrativos, titularidad de tierras o
propiedades y herencias. Desde 2012 está reconocido en la legislación colombiana.
O sea, como se dice uno, se le cierran como todas, si no que pues, a veces me dan
como ánimos de ir y buscar o algo. Yo vine a la personería y le hablé al doctor; y él
me dijo que eso se iba a ir en investigación otra vez, inclusive que nos dijeron que
hiciéramos una declaración, para el asunto de la reparación de víctimas, y nos tocó
que contar otra vez, todo lo que nos había pasado, y hacer como un formulario; pero
resulta de que no, hasta ahorita no. Nada de eso. Y cuando, y que tuve que llevar
ese formulario a Cali, a la fundación, a Acción Social, que para el asunto de la reparación
de víctimas, lo único que me decían a mí es que ya después de 5 años, la
declaran muerta, y que el gobierno me la puede pagar, porque es por muerto. Eso es
lo único que me dicen a mí. No, pues horrible, porque yo no creo eso todavía. Yo no
creo en eso, yo no creo que ella este muerta. Platanero, Cauca, 2000, P. 839.
Peticiones de perdón y el reconocimiento de los hechos
por parte de los perpetradores
El reconocimiento por parte del Estado o por los otros actores armados de los hechos perpetrados,
así como las peticiones de perdón, son algunas de las medidas de satisfacción
que las mujeres refieren como parte de una reparación integral. Si bien para otras mujeres
401
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
pueden no tener sentido dichas peticiones, en el relato libre una de cada siete víctimas
entrevistadas señaló la importancia de estas medidas. Asumir la responsabilidad y manifestar
una crítica moral es una forma de resarcir a las víctimas, cuando se hace de forma
honesta, sin minusvalorar la identidad de las víctimas o su dolor y con un compromiso
efectivo en la prevención.
Para muchas mujeres, estas formas de reconocimiento no son solo una forma de verificar
la responsabilidad, sino que están asociadas a la búsqueda de respuestas a sus interrogantes,
y una explicación del porqué. Sin embargo, esta búsqueda de una respuesta choca muchas
veces con respuestas banales o justificatorias de la violencia y las víctimas pueden
encontrarse también con explicaciones que les dejan una sensación ambivalente. Todo
ello muestra la necesidad de que los perpetradores ofrezcan explicaciones o información
veraz sobre los hechos como parte del derecho de las víctimas a la verdad y la reparación.
Le pido que los que mataron a mi papá nos pidan perdón y nos digan porqué lo
mataron, porqué lo hicieron. Medio Baudó, Chocó, 2004, P. 454.
El daño que nos han hecho se podría reparar. Que esas personas que nos hicieron esa
maldad se sintieran capaces de decir: “nosotros matamos a perencejo de tal y pedimos
perdón a sus familias”. Vereda Chupinagan, Samaniego, Nariño, 2007, P. 447.
Algunas señalan que ese reconocimiento y petición de perdón debe ser público. La dimensión
pública de esas medidas contribuye a dar un espacio social al dolor sufrido y un
estatus de una realidad que las víctimas no han visto reconocida. Por otra parte, también la
sociedad debe conocer lo que se hizo y quién lo hizo, como forma de memoria colectiva
que contribuya a la prevención.
Creo que el perdón público sería parte de una cosa que reconforta el alma, siempre
lo he dicho. Landázuri, Santander, 2004, P. 103.
El perdón público, y que no lo sigan haciendo. Robledo, Antioquia, 2000, P.27.
De manera particular, algunas mujeres señalan que debe ser el Estado quien pida perdón
de manera pública. Al incumplir su papel como garante de derechos humanos, debe asumir
ante sus asociados su responsabilidad. Las peticiones de perdón veraces para muchas mujeres
son formas de ser reconocidas en su dignidad y en la injusticia de los hechos vividos.
Yo pediría que el Estado, a esas personas que nos hicieron tanto mal, nos pidan
perdón en público para nosotros tener una certeza. Quedarnos un poquito más
convencidos, porque nosotros no sabemos por qué están acabando con la gente
así, como que si fuéramos unos animales. Nosotros somos personas respetables
para acabarnos así como animales. Mocoa, Putumayo, P.449.
El gobierno que les pida perdón a las mamás a quienes mataron sus hijos, porque
mi hijo no era guerrillero… Puerto Asís, Putumayo, 2005, P. 446.
402
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Además los otros actores armados no estatales también deben realizar estos actos de reconocimiento
de responsabilidad. En el siguiente testimonio el llamado es para los grupos
paramilitares.
Sería bueno que los paramilitares les pidieran perdón a los líderes sindicalistas
por todas las masacres cometidas, por estigmatizarlos como subversivos, mientras
solo reclaman los derechos humanos, y protestan por las injusticias. Falta
como esa parte. Montería, Córdoba, 1996, P.151.
Estas peticiones de perdón deben ser claras y respetuosas, congruentes con un cambio de
actitud del Estado y los perpetradores respecto a las víctimas y no solo una manera de
tratar de pasar rápido la página del horror. Para enfrentar el horror cometido, el primer
paso que se reclama es el reconocimiento. En el siguiente caso, las llamadas Madres de
Soacha, mamás de jóvenes que habitaban en ese municipio de Cundinamarca que fueron
ejecutados extrajudicialmente por miembros del Ejército y que fueron presentados como
guerrilleros muertos en combate, son categóricas en una solicitud de perdón al Estado.
Las demandas de perdón y reconocimiento están ligadas a una reivindicación de la dignidad
de las víctimas directas que fueron no solo tratadas como un objeto de desprecio, sino
criminalizadas y justificando su asesinato o desaparición.
Yo me sentiría contenta que digamos el Estado nos diga: “Madres de Soacha,
perdón, sus hijos no eran unos guerrilleros” y que el nombre de estos muchachos
quede limpio en todo el mundo. Porque que el impacto de ver al presidente que
dijo: “es que ellos no se fueron precisamente a coger café sino a delinquir alrededor
de Ocaña”. Donde nosotras nos indignamos, pero ¿cómo así? Eso no es así.
Entonces así mismo que el Estado diga: “Madres de Soacha, perdón, sus hijos no
eran unos guerrilleros”. Yo creo que esa sería una de las mejores reparaciones a
nosotras. Ocaña, Norte de Santander, 2008, P. 788.
Las actitudes sobre el perdón sin embargo varían entre las víctimas. En los dos siguientes
casos las mujeres reivindican la importancia del reconocimiento, pero difieren sobre la
cuestión del “perdón”. Por una parte, el perdón ha sido históricamente impuesto a las víctimas
como una carga moral sobre sus espaldas, en lugar de un cambio de actitud y acciones
concretas de cambio de los perpetradores. Por otra parte se critica cómo los discursos
de perdón han sido utilizados para tejer la impunidad en América Latina. El olvido para
las víctimas además es un mandato imposible, dado que no se puede negar el pasado ni
su propia experiencia, y supone en todo caso un nuevo factor de estrés sobre las mujeres.
Se reivindica igualmente un reconocimiento de todas las víctimas como una contribución
a la paz, dado que los dolores y violaciones que no se reconocen, además de suponer una
injusticia en el trato, generan nuevos sentimientos de exclusión social. Mientras por otra
parte, se reivindica una posición no vengativa o respetuosa con los derechos humanos
por parte de las víctimas y sus demandas de justicia, evitando su utilización política, y se
plantea una postura flexible sobre la reconciliación.
Sobre todo, reconocer a las víctimas. Mientras el Estado no reconozca todas las
víctimas que el conflicto ha dejado, va a ser muy difícil que podamos construir
403
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
un país democrático y en paz. Creo que no es con las consignas de perdón y
olvido, porque ya sabemos que no, este tipo de cosas no se olvidan… Risaralda,
1987, P. 686.
Vea, si nosotros no perdonamos de corazón, no hay nada qué hacer, porque nada
nos ganamos con decir: “ah, dele la pena de muerte, dele la cadena perpetua”. O
sea, yo no estoy entre los zapatos de las mujeres que fueron violadas, ni que fueron
maltratadas físicamente por ellos. En otros países ha pasado lo mismo que está
pasando en Colombia y ha habido el perdón entre las víctimas y los victimarios,
y la vida ha seguido. Entonces yo creo que es que haya como una reconciliación
entre esas dos partes. Caicedonia, Valle del Cauca, 2001, P. 664.
También el reconocimiento público del daño ocasionado es una forma de resarcimiento
invocado por las víctimas. En el primer testimonio, dicha aceptación debe ir acompañada
del reconocimiento de los aportes que hacen las mujeres víctimas, y en el segundo además
debe ir seguido de justicia.
Para mí la reparación sería que públicamente reconozcan los daños que han ocasionado
a mí familia y los daños que me han ocasionado a mí. Que públicamente
reconozcan el trabajo social y el aporte que nosotros le venimos haciendo al Estado
colombiano en la construcción de políticas públicas, en la defensa de la vida.
Que públicamente hicieran eso. San Vicente de Chucurí, Santander, 1990, P.745.
Me sentiría reparada, primero, que al menos los que han hecho tanto daño reconocieran
y fueran castigados, con eso me sentiría reparada. Pues me sentiría reparada
en ciertas cosas, pero sé que hay muchas cosas que solo volviendo a nacer
y viviendo en otro país, pienso que sería otra forma. Fusagasugá, Cundinamarca,
2004, P.140.
De manera particular, en algunas situaciones se reclama el reconocimiento de la autoría
de los hechos por parte del Estado. Numerosos testimonios de mujeres que formaron parte
de la Unión Patriótica formulan esa petición en el caso de su exterminio a partir de su
creación a mediados de los años 80.
Que el Estado reconociera que a la Unión Patriótica la exterminó el mismo gobierno.
Eso sería para nosotros como familia y como muchos, porque fueron miles de muertos.
… Exterminaron un partido completamente. Que el Estado se parara en frente de
todas las familias y reconociera que hubo un error del Estado. Que los muertos que
hubo en ese entonces fueron por paramilitares y por el ejército y por la misma policía.
Que reconocieran públicamente que ellos lo hicieron. Curillo, Caquetá, P. 598.
En otras declaraciones, las mujeres reivindican su simple reconocimiento como víctimas
y que se les atienda y trate de manera digna como les corresponde. Muchas mujeres
víctimas ven como un agravio el trato dado a los paramilitares en vez de la reparación y
reconocimiento a las víctimas.
404
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Que realmente reconozcan realmente a las víctimas y no a los victimarios porque
yo me estoy dando cuenta que el gobierno está pagando primero los victimarios
y después a nosotros. No es justo. Que investigue, para eso es la Fiscalía, que
investiguen. Vereda Peralonso, Meta, 1998, P. 774.
También la restitución del buen nombre es visto como una medida que reconoce la honra
y dignidad de las personas. Algunas mujeres o sus familiares fueron acusadas de manera
infundada de pertenecer a la guerrilla, hecho que vulnera su identidad y las ha estigmatizado.
En su lucha por reivindicar su buen nombre incluye no solo una restitución de sus
derechos sino un reconocimiento de las violaciones cometidas.
Que nos reconozcan el buen nombre, porque si a uno le den dinero pues bueno uno
lo recibe ¿cierto?, porque a uno no le sobran cien pesitos, si lo dan lo recibo. Pero
más es el buen nombre, porque queda el compañero de uno, según para ellos era
un comandante guerrillero, que él no lo era, yo también era una jefe, una sanguinaria.
Que reconozcan que yo no era eso y que mi compañero tampoco, que mis
otros compañeros tampoco. Que éramos gente normal, que luchábamos por unas
causas. Barrio Chinita, Barranquilla, Atlántico, 1995, P. 594.
Por último hay una dimensión del reconocimiento que tiene que ver con la propia situación
de las mujeres víctimas y su capacidad de resistencia. El reconocimiento de las
mujeres en su diversidad y sus derechos, así como de su participación y la autoridad moral
de estas mujeres, no puede separarse del reconocimiento propiamente de los hechos,
dado que han sido las mujeres quienes más han soportado el impacto de la violencia y han
tenido que enfrentar todas sus consecuencias.
Tener en cuenta, hay que tener en cuenta la lucha de las mujeres y no solo la lucha
si no que las mujeres somos personas, somos ciudadanas con derechos, en toda la
ley que haya para la mujer, respetar, respetar todos esos derechos que las mujeres
tenemos y vuelvo y les repito que sepan de que la mujer… hay muchas leyes que
protegen a las mujeres y que se tengan en cuenta esto, que partan desde allí. Barrio
Miranda, Medellín, Antioquia, 2002, P. 84.
Las mujeres víctimas que han tenido una participación política o social que ha estado
en la base de los ataques que han sufrido o las violaciones perpetradas contra ellas,
reivindican este reconocimiento no solo personal, sino de sus luchas y lo justo de sus
acciones. En la mayoría de los países esta reivindicación de la participación política
de las víctimas necesita un contexto de seguridad y protección, y de cambio político
que permita reivindicar también estas luchas como parte de la historia del país por una
transformación social.
Una justicia que merezca ese nombre
El anhelo de la justicia es universal. La justicia constituye un mecanismo para reconstruir
las relaciones fracturadas por la violencia entre perpetradores y víctimas, y entre las
405
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
víctimas y el Estado que tiene el deber de protección y de investigación de los hechos.
La falta de justicia también supone una nueva fractura entre las víctimas y el resto de la
sociedad, dado que supone que su historia, su dolor y sufrimiento, queda excluido de la
historia. Casi cinco de cada diez víctimas entrevistadas señalan la justicia como medida
de reparación, por los hechos perpetrados contra ellas y sus seres queridos. Una justicia
que investigue lo ocurrido, identifique a los responsables y los castigue por las violaciones
perpetradas.
Que se haga justicia de verdad, verdad. La Jagua de Ibirico, Cesar, 2001, P. 122.
Que cojan a toda esa gente que mantienen matando a la gente inocente. Trujillo,
Valle del Cauca, 2006, P. 194.
Esta exigencia se convierte en una medida de reparación. Para algunas de ellas, la justicia
es lo único que puede resarcir en algo el daño. Más allá de un sentido general, se reclama
que no exista impunidad con el suceso específico y se sancione a la persona que cometió
el hecho de violencia que perturbó sus vidas.
Lo único que quiero yo es justicia, que se haga justicia sobre ese caso, que no se
quede en la impunidad. Vereda Belén, Cauca, 2006, P.356.
Lo único que pido es justicia. La vida de mi hija no valía la plata, y nunca va a
valer. Yo sé que la plata se gasta pero yo pido justicia, que haya justicia. Peruanza
de Garzón, Huila, 2006, P.859.
A mí me basta con que apliquen justicia a quienes le mandaron a matar a mi esposo.
A mí me basta eso. Tierradentro, Cauca, 2008, P.317.
Además esa necesidad no se agota de manera exclusiva con su caso sino que estiman que
no debe haber impunidad frente a los otros hechos que han afectado al resto de las mujeres.
Esa solidaridad de género, la sororidad de las mujeres, hace que muchas no reclamen
justicia solamente para “sus casos” sino que relacionen su situación con condiciones estructurales
de falta de justicia para las mujeres. La justicia se asocia a la superación de
la invisibilidad del daño a las mujeres y de la victimización secundaria de que han sido
objeto en muchas ocasiones.
Que se haga justicia por él y por todos aquellos, porque son muchas las madres
que quedamos enlutadas, que perdimos nuestros hijos, que hemos sido burladas
por el gobierno, que hemos sido burladas por mucha gente, que nos tratan como
locas. Terrazas, Bucaramanga, Santander, 2008, P. 772.
Simplemente quisiera que ellos algún día entiendan que hicieron mucho daño a
muchas mujeres, a muchas niñas y a muchas familias. Que pagasen por lo que han
hecho. Tumaco, Nariño, 2002, P.199.
406
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
La justicia es responsabilidad del Estado y se deriva del deber de investigar un hecho y
sancionar a un responsable cuando los derechos de las personas han sido conculcados.
Las mujeres identifican que es una obligación del Estado garantizar una pronta y adecuada
administración de justicia.
La responsabilidad inicial, indiscutiblemente es estatal. Que el Estado utilice todas
las herramientas y todas sus instituciones para proteger, garantizar, el ejercicio
de los derechos, identificar responsables, obtener buenos resultados de las
investigaciones. Popayán, Cauca, 2006, P. 307.
Le pediría más que todo al Estado, a la ley, que castiguen con mano dura a todos
los que hagan estos hechos horrorosos. Reposo, Chocó, P.412.
El sentido retributivo de la justicia es latente en los testimonios. Se trata de castigar a
quien ha atropellado de manera violenta e ilegal la dignidad de cualquier ser humano. Una
expresión muy utilizada por ellas es la de “pagar”, que no es otra cosa que responder al
delito con la pena correspondiente, como una forma de prevenir la violencia, frente a la
experiencia que la mayor parte de las víctimas han tenido en la que domina la impunidad.
Yo siempre he dicho que lo que uno hace lo tiene que pagar. Estaba denunciando
eso para que vieran que las cosas no se queden impunes, porque ella ya murió
pero queda la familia con el dolor y con el pensar que no hay justicia. Frontino,
Antioquia, 1997, P. 97.
Colombia tiene su justicia. Ellos deberían someterse a la justicia para que paguen
todas las cosas que han hecho mal hechas porque son delitos que ellos cometen y
eso se debe pagar. Orito, Putumayo, P. 562.
Sin embargo muchas mujeres muestran escepticismo por cómo el Estado ha respondido a estas
demandas y sus obligaciones. Son muy incrédulas con la justicia penal y señalan que muy
pocos responsables han sido castigados o que, por el contrario, algunos se han beneficiado con
sumas de dinero y en el caso de los paramilitares muchos de ellos no se han sometido a ella.
¡Deberían estar todos es en la cárcel! ¡Llevados allá del verraco! como se dice.
Pagando lo que hicieron. Pero no, el gobierno está es pagando con plata lo que
hicieron. Salgar, Antioquia, 1997, P. 645.
Juzgar a los responsables. Que dicen que eso [el paramilitarismo] no existe. Sí existe
porque ellos, no todos se han entregado. No todos se han desmovilizado. Hay una
parte que está todavía en el monte. Montes de María, Bolívar, 2007, P. 107.
Sin embargo, algunas no pierden las esperanzas y aspiran que la justicia llegue en cualquier
momento.
Yo digo que darles el castigo necesario porque muchos son los agresores y pocos a
los que se les ha juzgado. Corregimiento San José del Peñón, Bolívar, 2002, P.213
407
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Y esperar que la justicia llegue. Cojeando pero que llegue. Dagua, Valle del Cauca,
2002, P.857.
La falta de confianza en la justicia se explica por los altos índices de impunidad que se
traducen en la escasa sanción de responsables de los hechos. Es tal la falta de credibilidad,
que algunas señalan a la “justicia divina” como su esperanza. Esta justicia se entiende
desde una perspectiva religiosa como un mecanismo compensatorio de la injusticia que
viven en el presente, y como una canalización de la impotencia que conlleva la impunidad.
Dios mío, si la justicia terrenal no hace justicia, la justicia divina, la justicia de
Dios tardará pero algún día llegará y yo confío en eso. Que si la justicia de esta
tierra no hace nada, yo sé que la justicia divina algún día la va a cobrar, entonces
sí. Vereda Belén, Cauca, 2006, P.356.
Las mujeres se manifiestan muy insatisfechas con las penas impuestas a los paramilitares
dentro del proceso de justicia y paz, así como con los beneficios de libertad
condicional brindados a algunos de ellos. Manifiestan que las condenas deben ser más
justas de conformidad con los hechos cometidos y que las privaciones de libertad de los
culpables no deben ser de tan pocos años.
Lo que han hecho estos benditos tipos que han matado tanta gente, y como declaran
que han matado no sé cuántas personas en tal lugar, ya ellos dijeron la
verdad. Pero la justicia no está haciendo que ellos paguen realmente lo que deberían
pagar. Una persona que se haya declarado culpable de haber matado a diez
personas y que le den ocho nueve años de cárcel, yo pienso que no es lo que la
justicia debe de hacer. Carmen de Bolívar, Bolívar, 1996, P.222.
Porque una persona que mató tanta gente, venir a pagar con ocho años de cárcel
y si en ocho años se porta bien quedar como en cuatro o en cinco, al poquito
tiempo él quedará libre y solamente matando quién sabe a cuántas más. Carmen
de Bolívar, Bolívar, 1996, P.222.
En esta visión de muchas mujeres víctimas confluye tanto la necesaria proporcionalidad
de las penas frente a hechos de violencia repetidos y las penas impuestas, como el riesgo
de aumento de la violencia si la respuesta sigue siendo la impunidad.
Que deben tener su castigo, el castigo que se merecen porque no es justo que asesinen,
desplacen, que tengan dos o tres años de cárcel y salgan a seguir haciendo
lo mismo. San Francisco, Putumayo, 1996, P. 564.
Por esta razón, algunas mujeres piden una justicia más severa. Los perjuicios sufridos
les han causado un dolor tal, que estiman que la justicia debe castigar a los autores con
una aflicción similar. Si bien las demandas de “mano dura” suelen ser utilizadas políticamente
y pueden contribuir a generar una cultura más autoritaria, las mujeres inciden en
408
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
el contraste entre su dolor y el desprecio de que han sido objeto, y la respuesta del Estado
frente a los hechos. Si bien la justicia no va a devolver la vida de los seres queridos, puede
aliviar los impactos añadidos de la impunidad y generar una dinámica de inclusión social
y restablecimiento de la ética en las relaciones humanas y la responsabilidad del Estado
en la protección y derechos de la ciudadanía.
Digo que tal vez eso sería un alivio para mí, que paguen todo lo que ellos hicieron.
Que como dice el dicho, que ellos sufran parte de lo que a mí me tocó sufrir.
Corregimiento María, Jambaló, Santander, 2009, P.366.
En este momento la justicia está muy cabizbaja. La justicia debería coger a esos
hijuemadre y… castigarlos, no felicitarlos… Caquetá, 2003, P.196.
Los autores directos o materiales no deben ser los únicos sujetos que deben ser investigados,
capturados, juzgados y sancionados por los delitos cometidos. Las mujeres señalan
que también los autores intelectuales deben ser penados por la justicia, dado que la dinámica
de la violencia y sus objetivos han resultado de planes, acciones y jerarquías, y
no son acciones sueltas de los perpetradores. Las reflexiones de muchas mujeres sobre la
justicia están teñidas por la experiencia histórica de impunidad en el país y por la reciente
aplicación de la ley de justicia y paz a los paramilitares, la investigación de la “parapolítica”
o las extradiciones de algunos de los jefes de estos grupos a Estados Unidos.
Que se hicieran investigaciones precisas, no tanto para radicar los autores materiales,
sino que hubiera un castigo ejemplarizante para los autores intelectuales.
El problema es quién ordena y estas personas que ordenan son generalmente las
que están en grandes instituciones, en grandes puestos y siempre van a quedar,
porque sicarios nunca van a faltar… Corregimiento Carmelo, Cajibíio, Cauca,
2006, P.371.
Pero no los que pusieron el pecho a la brisa, para hacer los atentados y todo,
sino los que estuvieron detrás de ello. Para mí sería que los actores intelectuales,
demostraran lo que hicieron y que… se entregaran y dijeran: “hicimos esto, por
esto”, así les toque pagar cárcel. Granada, Antioquia, 1999, P.895.
La justicia está estrechamente ligada con los otros componentes de la llamada justicia
transicional y en particular con las garantías de no repetición. La sanción de los responsables
es un mensaje para los victimarios que puede incidir en la prevención de las violaciones
de derechos humanos y en la disminución de los índices de impunidad.
Que haya justicia y que el gobierno le ponga mano dura a esas personas, a esos
grupos que andan haciéndole daño a la población civil y para que no se repitan
esos hechos. Villagarzón, Putumayo, 2002, P. 445.
Que sea legalmente la condena que queremos nosotros para castigar a esta gente
que hizo esto, para que no lo vuelvan a hacer otros, porque llegaremos hasta la
409
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Corte Suprema si es posible, buscando justicia, pero ¡justicia se va a hacer aquí
en Colombia! Terrazas, Bucaramanga, Santander, 2008, P. 772.
También la justicia es un aliado indisoluble de la paz. La investigación y juzgamiento de
los delitos de manera profesional consolida los esfuerzos estatales por una mejor armonía
entre los ciudadanos sometidos a su jurisdicción. La investigación efectiva y sanción sobre
las graves violaciones de derechos humanos es parte de la construcción de un Estado
de derecho que garantice la justicia como elemento imprescindible para la paz.
Primero que haya justicia porque si no hay justicia, no hay paz. Y sin la justicia
¿qué? Todo son puras injusticias. Bellavista, Magdalena, 1996, P.791.
La expresión simbólica como reconocimiento y memoria colectiva
Más de una de cada cuatro víctimas (26%) hizo referencia a medidas de tipo simbólico.
Dentro de las medidas de satisfacción, las mujeres proponen una serie de medidas
simbólicas dirigidas a recordar los hechos, el nombre de sus víctimas y dignificar su
memoria. Son diversas las propuestas. En los siguientes testimonios, se proponen distintas
formas como un monumento, un museo, un muro o un parque. En esas distintas
posibles iniciativas se concitan las dos funciones que reivindican las mujeres de estas
medidas: el recuerdo para los familiares o víctimas, y el reconocimiento público y la
función social de la memoria.
Los monumentos son muy importantes, porque dan una visibilidad, importantísima.
Peruanza de Garzón, Huila, 2006, P.859.
Hacer como especie de un parque: “aquí murieron cien, doscientas personas, les
cortaron la cabeza, hicieron lo que sea”. Que eso quede ahí latente que todo el
que pase vea eso. Buenos Aires, Cauca, 2000, P. 429.
Un museo, como con las cosas de ellos y de otras víctimas. Un museo en este departamento.
Cali, Valle del Cauca, 2002, P.892.
Con un muro de la verdad donde este sea un busto, sea un cuerpo, sea algo que
todas las personas que hayamos sufrido algo de violencia podamos llegar a ese
busto. Así sea para llorar ahí, a llevar una flor, cualquier cosa. Que no se vuelva
a repetir estos hechos ni en mí, ni en ninguna otra persona. Carmen de Atrato,
Chocó, 1994, P.475.
La memoria de esos hechos de violencia debe estar asentada en marcas visibles para que
no se olvide. Algunas mujeres plantean sus ideas más artísticas y gráficas, como formas
que expresen estas marcas de la memoria colectiva, en donde se visibilice la violencia
contra las mujeres, y el sentido de las víctimas desde una perspectiva activa y positiva.
410
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Una exposición de artes sobre las violencias contra las mujeres. Naya, Cauca, P.384.
Grabar sus nombres en todas las partes, para que nadie los olvide. Grabar en las
cárceles, en las carreteras, tener esos nombres, para que sean visibilizados. Quiénes
fueron, qué hicieron, y porqué los mataron, se los llevaron, eso es importante. O sea
que la gente sepa que hubo muchas personas que sin son ni ton, les quitaron, les
arrebataron sus vidas, su dignidad, sus sueños. Bogotá, D. C., 2003, P.100.
La narración de las experiencias es una forma de darle sentido. Cumple una función
también como parte de los procesos terapéuticos y sociales de enfrentar la violencia. La
participación de las mujeres en estas narraciones sociales es fundamental para que la
memoria responda a las víctimas y sus perspectivas, y sea un vehículo de inclusión social
y de visibilización de sus experiencias. Como puede verse en uno de los testimonios, en
algunos casos, incluso desde la perspectiva individual la memoria toma la forma de libros
o publicaciones que recojan sus experiencias. La narración y la reflexión son formas de
dar sentido a los hechos y poder aprender de ellos.
El libro es mejor, porque uno se pone a leer, y en la medida que va leyendo, uno va
analizando casos y todo eso. Viotá, Cundinamarca, 2000, P. 131.
Un libro de la memoria donde ahí se cuente la historia, como fue nuestra salida.
Que quede ahí plasmado para nuestros nietos que más adelante le vienen a uno.
Naya, Cauca, 2001, P.382.
Yo quisiera que este libro de mi historia que estoy haciendo, como que se convierta
en un libro mundial, ese es como el sueño mío. Como un acto simbólico. Barrio
Blanquizal, Medellín, Antioquia, 1994, P.63.
Las formas simbólicas de recuerdo pueden tener también una expresión local. La memoria
de las víctimas en el medio local puede contribuir a rescatar su historia y su papel en la
comunidad, y superar miedos y tabúes para hablar de lo vivido en un contexto de mayor
seguridad. Las propuestas de las mujeres pasan y tienen como punto de partida también
estas acciones de una memoria próxima que contribuya a un rescate de memorias cercanas
a sus vidas.
En la comunidad no hay una biblioteca. Entonces nosotros tenemos el sueño de
sacar en memoria de ella, tener esa biblioteca. La casa es en la orilla de una carretera,
donde nosotros tenemos como visibilidad, los nombres “Manuel y Hortensia,
casa de la memoria”. Ahí hay unos libros, unos libros que nos han regalado… ahí
vamos adelantando, a ver qué hacemos. Vereda Belén, Cauca, 2006, P.356.
La memoria histórica, expresión que es utilizada en nuestro medio como parte del nombre
de ciertas entidades públicas y programas que promueven los derechos a la verdad, el
deber de recordar y el derecho a saber, también es de uso por las mujeres víctimas para
hacer referencia a medidas de esta índole. La relación entre estas medidas públicas y las
411
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
experiencias comunitarias tienen un elemento central que es la que les dota de sentido: la
participación de las víctimas y la expresión de las mujeres de una memoria que sirve de
reconocimiento y de lección a la sociedad y las nuevas generaciones.
Que ellos tengan una memoria histórica a nivel de todo el país, y que haya una parte
donde nosotros al menos podamos recordar. O sea como recordar nuestra familia,
los días que compartimos contentos con ellos. Han hablado de una memoria histórica
que va a ver acá en Medellín. Yo quiero que existiera la foto, mi familia bueno
aquí está. Voy a ir a recordar. San José de Apartadó, Antioquia, 2000, P. 89.
En muchos casos estas medidas simbólicas son parte de lo que ya las mujeres han ido
construyendo como forma de memoria que simbolice su dolor y exprese su denuncia. Las
galerías de memoria o las exposiciones sobre las víctimas han sido formas de expresión
colectiva con un fuerte contenido de manifestación del dolor con un sentido y unas formas
estéticas que reivindican la identidad de las personas asesinadas o desaparecidas. Las
política de reparación deben tener en cuenta estas expresiones propias de las víctimas y
familiares, para proporcionar recursos, facilitar espacios e iniciativas que tengan significado
para la gente. Las formas de expresión simbólica son secundarias a un proceso, y no
memorias impuestas y tienen que tener en cuenta el sentir de las mujeres.
Los he enfrentado con gran responsabilidad, y con gran trabajo porque enfrentarse
uno con un estado, no es nada fácil, lo he enfrentado con gran trabajo, porque
realmente hemos tenido que trabajar en las galerías de la memoria, visibilizando
en muchos sitios y compartiendo con otras personas todo lo que está pasando.
Mis hijas me han apoyado con las galerías también, incluso para una de mis
hijas la forma de enfrentar esta situación es por medio de la música, donde ella
ha compuesto una canción, muy importante que se relacionó con todo lo que la
problemática de la desaparición de él, durante sus 8 meses, la forma en que se
encontró, la forma en que fue señalado como delincuente, y todo lo que se ha
venido haciendo, y ella está haciendo la denuncia. San José del Playón, María La
Baja, Bolívar, 1999, P.258.
Por ejemplo, en el caso de la Unión Patriótica, algunas familiares realizaron actividades
de memoria como libros o publicaciones que recogen estas historias de las vidas que
fueron borradas por la barbarie. Las mujeres afectadas reivindican este reconocimiento
de una memoria política que recoja el sentir de sus luchas por la justicia social. Estas
mujeres reivindican que las memorias realizadas por las personas que se identificaron con
las víctimas como una forma de tratar de rescatar su identidad y su dignidad, sean ahora
oficializadas e impulsadas por el Estado como parte de una política de reparación.
Y las medidas simbólicas, que pienso que no se han hecho. Con la Unión Patriótica
se han hecho algunas cosas, pero muy… muy desde los movimientos de
izquierda y muy desde quienes militaron ahí. Por ejemplo, mi papá y mi tío Jair
decidieron escribir un libro sobre Gildardo Castaño, el dirigente político comunista
de la Unión Patriótica más importante que tuvo Risaralda en ese momento,
412
La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
y que era pues muy reconocido por toda la clase dirigente de este país y en esta
región. Y pienso, que con Gildardo por ejemplo esas medidas simbólicas las hicieron
ellos mismos, cuando mi mamá y mi tío decidieron escribir ese libro, pero
nunca, nunca que el Estado haya reconocido que eso fue responsabilidad de ellos,
y pienso que eso es necesario. Belalcázar, Cauca, 2009, P.365.
La atención psicosocial: del alivio al fortalecimiento
Yo sí digo la ayuda psicológica, porque yo hay veces que me acuesto ahí en la
cama, y yo no sé, de repente me recuerdo y me agarro a llorar por lo que nos pasó.
Buenos Aires, Cauca y Montería, Córdoba, 2003, P.353.
La atención psicosocial es una medida de rehabilitación demandada por las mujeres para
enfrentar el duelo de la pérdida de sus seres queridos o para asumir con mayores elementos
las violaciones que de manera directa han sufrido.
Sería que tuviéramos una atención realmente psicosocial, para poder elaborar
todos los duelos, que quedaron en la mitad. Digamos en estos momentos, uno se
pone a pensar, y le da es como tristeza. A mí esto me duele mucho recordarlo, porque
cada vez que usted vive y cuenta lo que le pasó en el desplazamiento, es como
transportarse en el tiempo, y decir: “Dios mío, a qué hora han transcurrido, han
pasado estos años. A qué horas, yo he sobrevivido”. Porque se pone uno a mirar
atrás, y no sabe ni como ha sobrevivido. Granada, Antioquia, 1999, P.895.
Es que haya una reparación integral para la mujer, que haya más atención psicológica
para las mujeres para que sanemos esto. Barrio Manrique, Medellín,
Antioquia, 2001, P.37.
Lo que las mujeres llaman “una voz de aliento”, es poder contar con una orientación
psicológica que las escuche y atienda en sus afectaciones emocionales, y que se les proporcione
herramientas para recuperar su proyecto de vida.
No es una o dos mujeres las que estamos en este calvario, somos muchísimas,
somos miles. Pues qué bueno que haya entidades que se preocupen por nosotros,
pero no solamente de palabra y de nombres, sino que realmente sea efectivo. Que
uno realmente sienta que llega a otra casa, a una segunda casa, lo oyen, lo entienden,
y le aportan al menos… con un consejo, una frase, una voz de aliento,
una orientación para uno encontrar el camino, porque cuando uno está en esta
nubosidad uno no ve clara las cosas. Girón, Santander, 2001, P.127.
El apoyo para sentir un alivio emocional o lidiar con las consecuencias del impacto traumático
de los hechos en sus vidas, es una de las cosas que las mujeres reclaman con mayor
frecuencia. Los efectos de la violencia del conflicto armado son una carga pesada que en
muchos casos las mujeres han asumido solas y sin ningún tipo de apoyo profesional, por lo
que muchas esperan que un acompañamiento psicosocial les ayude a enfrentar esos dolores.
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Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
Como con un psicólogo porque uno con eso cambia mucho. Porque eso le ayuda
mucho a una… Porque hablando así como estoy hablando con usted como que se
siente mucho mejor. Como un descanso porque al menos se pudo sacar eso de adentro,
porque lo tenía como encerrado. Ya una pues como que descarga un poquito.
Eso son cosas que no quisiera que le pase a nadie, sobre todo yo que tengo tres
hijas. Yo no quisiera que les pasara lo mismo. San Carlos, Antioquia, 2001, P.4.
En el momento no tengo apoyo psicológico, y si me gustaría porque me siento mal
como mujer, me siento derrotada, sin ganas de luchar, no tengo ganas de nada. Ya
no río, ya no tengo sueños. Ya uno vive la vida como por vivirla, como esperando
el día que lo encuentren, que hasta ahí llegue la vida. Necesitaría mucha, mucha,
demasiada ayuda psicológica, porque no tengo tranquilidad ni siquiera durmiendo,
porque hasta durmiendo le dan a uno pesadillas. Entonces no tengo ánimo
para nada. Florencia, Caquetá, 2003, P.108.
La existencia de un espacio para ser escuchadas es muy valorada por las mujeres. La posibilidad
de expresarle a alguien, con confianza, cómo el conflicto armado les ha afectado
en su cuerpo y vida. La capacidad de escucha es el inicio de la atención psicosocial, pero
se necesita que estos espacios tengan también un carácter social o colectivo para poder
reconstruir las relaciones fracturadas por la violencia y potenciar el apoyo mutuo entre
las mujeres.
Para mí lo importante y sería un buen proceso la atención psicológica y educación,
para mí son principales. Uno a veces necesita ese ratico que lo escuchen y como
que lo traten de comprender. Sí, para mí eso sería muy importante. Cañasgordas,
Antioquia, 1995, P.11.
Yo pediría una psicóloga que me de unas charlas. De pronto con eso uno se le va
quitando lo que está grabado en la cabeza y que uno no se le puede borrar todo
eso que tiene. De pronto la charla de la psicóloga. Vereda Providencia, Nariño,
1998, P.350.
Una de las expectativas que tienen al recibir apoyo psicosocial es el de encontrar un
acompañamiento profesional que les permita empezar a recuperar su cotidianeidad y su
proyecto de vida. Recuperar la capacidad de realizar actividades de la vida diaria, para
responder a sus propias necesidades de desarrollo personal y las necesidades de su núcleo
familiar. La relación de la atención psicosocial con diferentes medidas de reparación se
considera desde el punto de vista personal, pero también es un elemento básico de las
políticas de reparación que deben ser tenidas en cuenta en los programas del Estado. Las
mujeres expresan la necesidad de la escucha y la resignificación del dolor, así como el
manejo de los impactos y su interferencia en la vida cotidiana.
Lo económico no sana la mente. Psicológicamente, de pronto se necesitan terapias.
Pues como uno no se las sabe todas, hay muchas formas de dispersar el
sentimiento de dolor en trabajos, en cosas, en actividades o formas de cómo le
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La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
hagan entender las cosas. De pronto hablando con un psicólogo o personas más
expertas, le hacen ver las cosas de forma diferente. Murillo, Tolima, 2010, P.144.
Aceptar que la vida les cambió y que ya no van a ser las mismas es una realidad para la
que las mujeres solicitan un apoyo profesional. Cómo ellas pueden tener una mejor capacidad
y más habilidades para entender su nueva situación y sobreponerse a la misma. En
muchas ocasiones las mujeres señalan que precisamente es complejo asimilar un cambio
que se presenta de manera repentina y por causas que ni siquiera nada o nadie les puede
explicar.
Un acompañamiento, pero debe ser un acompañamiento constante, por ejemplo
en lo que es las charlas, las visitas y los talleres que debe ser continuo, que no
puede ser que por ejemplo que se les haga una charla este mes o este año y después
al año volver, no, tiene que ser seguido, muy continuo para que estas mujeres
puedan afrontar sus verdades ya que hay muchas que no han podido contar sus
verdades. Algunas pocas que de pronto han encontrado un camino de salida para
sus vidas, pero hay otras que no han podido contar sus verdades. Entonces es
como hacerles un seguimiento constante para que ellas algún día, en la confianza
de este seguimiento, puedan expresar sus dolores y pues tener como ese alivio.
Mocoa, Putumayo, 2006. P.933.
Este carácter súbito, inaprensible, frente al que no se han podido preparar y que conllevó
cambios dramáticos en sus vidas que han tenido que enfrentar muchas veces sin apenas
apoyo, aumenta el impacto pero también necesita posteriormente de estrategias de apoyo
que tengan en cuenta cómo integrar esos cambios e impactos en la vida, y la reconstrucción
de sus proyectos y su identidad. La atención psicosocial no es ajena a una dimensión
del impacto específico de la violencia en las mujeres, tal y como puede verse en los
apartados correspondientes de este estudio, dichos impactos específicos como mujeres
deberían ser tenidos en cuenta en los procesos de acompañamiento psicosocial.
Para mí la mejor reparación sería que otras mujeres no pasaran por eso, poder
ayudar a otras mujeres, poder sentarme con ellas y decirles, porque lastimosamente
muchas mujeres creen que les ha pasado pues lo peor de lo peor y que por
eso ya… y no, nosotras las mujeres somos mujeres echadas para adelante, que
nosotras no nos dejamos pues,… A mí me encantaría como poder ayudar o sea, la
reparación sería poder ayudar a otras personas, que mi testimonio pueda ayudar,
y obviamente que en este país no vuelva a pasar eso. Lastimosamente vamos a
estar muy lejos todavía de que no vuelvan a haber mujeres violadas, maltratadas,
pero yo creo que esa sería una buena reparación. Vereda Santa Helena, Puerto
Asís, Putumayo, 1996, P.367.
De manera particular las mujeres demandan ayuda psicológica también para sus hijas e
hijos como parte de la reparación. Consideran que ellas y ellos también como víctimas
ameritan un tratamiento psicosocial prioritario con un sentido reparador. Los efectos a
medio y largo plazo en la siguiente generación han sido puestos de relevancia por nume415
Las demandas de las mujeres. De la irreparabilidad a la reconstrucción
rosas investigaciones y por este mismo estudio. La importancia de ello para las mujeres
se ha manifestado en la mayor parte de los testimonios, en donde la preocupación por
sus hijas e hijos marca las experiencias vitales de las mujeres y ofrece un sentido de
continuidad de la vida y de sentido, pero también de preocupación por los impactos de la
violencia en sus vidas.
Sobre todo a mis hijos, que ellos emocionalmente, psicológicamente la muerte
de él los ha afectado mucho. A mis hijos sí les serviría mucho una cosa esa de
psicológicas, psicólogos para que hablaran con ellos y eso los llevara a sanar
muchas heridas porque ellos tienen muchas heridas en el corazón de ellos, a raíz
de la muerte del hermano. Son heridas que uno no las logra sanar. La Granja,
Barrancabermeja, Santander, 1996, P. 709.
Le pediríamos que hubiera una atención psicológica para mis hijos porque ellos
la verdad que han vivido, han mirado y han sufrido también psicológicamente.
Están traumatizados igualmente que yo. Sería importante que nos brinde una
atención psicológica para poder uno salir de ese trauma. Putumayo, 1990, P. 575.
También las medidas de rehabilitación psicosocial, son exigidas por mujeres lideresas ya
que al trabajar con otras compañeras víctimas, tienen un continuo desgaste emocional.
Además de confrontarse con el horror o la impotencia en el trabajo con otras víctimas, las
mujeres lideresas de organizaciones comunitarias y sociales sufren también amenazas y
la sobrecarga de hacerse cargo muchas veces de sus familias, y nunca tener tiempo para sí
mismas. Muchas veces minimizan sus propias afectaciones para cuidar las necesidades de
las otras. No atender sus propios dolores y aplazar el trámite de los mismos, incrementa
las necesidades de apoyo psicosocial a medio plazo, y tiene coste en la salud emocional y
física de muchas de estas mujeres.
Creo que acompañamiento en el tema psicológico, pero sobre todo, no sé mi
familia, pero sobre todo a mí. No pienso que eso ya pasó y ya, que las cosas se
quedaron así y ya. La cuestión es que uno a veces en esta posición en la que
me encuentro de asesorar mujeres, uno dice: ah, pero lo mío es tan simple, que
eso no necesita que nadie lo escuche, que bobada, en cambio el caso de las mujeres
que yo atiendo es muy grande. En esa sesión del diplomado que tuvimos,
el psicólogo que nos acompañó decía o hablaba allí de cómo las personas que
atienden personas que son víctimas y que hacen en cierta forma acompañamiento
emocional, también lo necesitan. Yo ahí fue que me puse a pensar: claro, es
probable que yo también necesite acompañamiento pero… lo minimizo. Cauca,
2006, P. 309.
Las mujeres víctimas reclaman la oportunidad de contar su historia y sus vivencias, como
una forma de reparación. El que otras las escuchen es una forma de compartir sus aprendizajes
que en sí tiene un sentido positivo de recuperación que debe ser considerado como
un instrumento en los espacios de atención psicosocial y apoyo mutuo con un componente
reparador.
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La Verdad de las Mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia
Para mí una forma simbólica de reparar es que me permitieran mostrar de pronto
mi historia de vida. Poder yo trabajar con esas comunidades, con esa población,
pero sobre todo con las mujeres. Mostrarle mi historia de vida y decirles que a
pesar de todo… yo ya soy capaz. Cartagena, Bolívar, 2007, P.134.
El dinero es compensación, no pago
La indemnización es una de las medidas más habituales y difundidas de la reparación.
El reconocimiento de un monto de dinero por la pérdida de una vida o por afectaciones
a otros derechos o daños materiales, es otorgado por los Estados tanto a través de vías
judiciales como a través de programas administrativos, como una manera de reconocer
su responsabilidad ya sea por acción o por omisión en los hechos y proporcionar apoyo
a las víctimas. Sin embargo, esa compensación económica no significa un “pago” por la
pérdida, ya que no es asimilable o comparable con un monto económico. Las mujeres
reclaman una indemnización suficiente que ayude a reintegrarse socialmente.
Debería de haber un monto que le reparara a uno, pero no tanto cubriendo lo que
uno perdió, si no que sea como un medio, para usted medio sostenerse, usted poder
con eso comprar algo, montar un negocito, comprarse su vivienda. Granada,
Antioquia, 1999, P.895.
A pesar de que las mujeres, como se acaba de señalar, subrayan lo irreparable de lo
vulnerado o perdido en razón del conflicto armado, valoran como importante la indemnización,
ya que la mayoría viven en unas condiciones socioeconómicas precarias como
consecuencia de las violaciones de derechos humanos sufridas. Casi seis de cada diez
mujeres mencionaron las compensaciones de tipo económico para hacer frente a las pérdidas
sufridas y el empeoramiento de sus condiciones de vida y salud, como parte de
de reparación. Esta exigencia va acompañada de la demanda de otros derechos sociales
como la vivienda, la educación o el trabajo. Las mujeres tienen consciencia de las limitaciones
de una compensación económica, pero también de que puede ayudarles a cambiar
en algo su vida.
Ahora lo único que a una le sirve es una reparación económica porque qué más,
ya una no puede rescatar el cuerpo ni la vida de la persona. Buenos Aires, Orito,
Putumayo, 1999, P. 584.
Una indemnización porque a esta fecha yo ya estuviera pensionada. Perdí todo,
mi casa, mi trabajo, mis hijos perdieron todo el derecho al estudio. Entonces lo
único sería una indemnización y eso no le repara el daño que le hicieron a una,
porque son secuelas que le quedan a uno que eso jamás sana. Barrancabermeja,
Santander, 2001, P.157.
Que nos den algo, que nos indemnicen, que nos den una compensación. De todas
maneras nadie le va a aliviar eso con plata, pero sí es una ayuda muy buena…
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